Después de leer, o intentar leer, los dos últimos Premios Abogados de Novela La melancolía de los hombres pájaro, de Juan Bolea, Premio 2011, y El bufete de Borja Martínez-Echevarría, Premio 2011, me había prometido a mí mismo no volver a tropezar de nuevo. Pero claro, Reyes Calderón es Reyes Calderón, y no podía pasar la oportunidad de leer su nueva novela (que conste que lo del Premio lo descubrí más tarde).
Es cierto que el primer sentimiento nada más coger el libro fue de vacío, no es fácil prescindir del personaje por excelencia de la autora. Y es que me había acostumbrado a identificar a Reyes Calderón con la Juez del Tribunal Superior de Navarra Lola MacHor y es como si ya esperase que fuese ella la protagonista de todas sus novelas. Incluso echaba de menos al inspector Iturri, pero estaba claro que o cambiaba el "chip" o no disfrutaría de la novela, debía dejar a un lado los buenos recuerdos de Los crímenes del número primo, El expediente Canaima, El último paciente del doctor Wilson y La venganza del asesino par.
Y he aquí cuando descubro, sin apenas darme cuenta, que a las tres páginas ya no me acuerdo de aquellos personajes y que sus sustitutos: Efrén Porcina, joven abogado de provincias, y Salomé, su socia y secretaria, son capaces de encandilarme y meterme en su mundo con una facilidad pasmosa.
De lectura fácil, cómoda, con un sentido del humor inteligente y gratificante y con una trama perfectamente construida, Reyes Calderón nos introduce en el mundo de la abogacía -no hay que olvidar que es hija de un abogado- donde el éxito no siempre va de la mano de la ética. Y lo hace de esa forma que ella controla a la perfección, primero siendo el protagonista quien nos hace de narrador, quien nos va contando, como en una confidencia, los distintos acontecimientos de los que es testigo principal, y luego con esa destreza narrativa que logra que no podamos apartar la vista del libro.
Mafias chinas, blanqueo de dinero, corrupción y drogas de diseño se hacen hueco en la historia para autentificar la realidad, o al menos ese aspecto real, necesaria para que la novela sea creíble.
Pero, sin duda alguna, serán los personajes quienes mejor definen la manera de contarnos la historia, personajes nada convencionales, o mucho, según se mire, que logran despertar en nosotros sentimientos contradictorios, pero que consiguen mantenernos atentos a sus movimientos, e incluso que nos de la sensación de haber mantenido con ellos una conversación privada.
Una nueva Reyes Calderón que no dejará insatisfechos a sus seguidores y que animará a los nuevos a leer cualquiera de sus novelas anteriores. Y es que si algo puede definir a la historia es que es muy entretenida.
También yo he leído los dos últimos premios Abogdos, de la editorial Martínez Roca con el Consejo General de la Abogacía, y aunque conocí a Borja Martínez-Echeverría, (un tipo estupendo y simpático) y el jurado lo preside Lorenzo Silva, estoy de acuerdo en que eran novelas "lígeras".
ResponderEliminarel comentario de César me anima a repetir este año con Reyes Calderón. Luis Nuevos Rumbos
Sí, quizá la mejor definición sea el de "ligeras". Pero no lo dudes, Reyes Calderón vuelve a crear una buena novela
EliminarEl libro es sensacional. Coincido en el carácter de los personajes. La trama es entretenida y jurídicamente muy didáctica, especialmente hablando del Jurado, tan poco habitual en España.
ResponderEliminarMuy recomendable!
PD:César, ya siento que no te gustase El Bufete... ¡Trataré de mejorar para la siguiente!
Un saludo
Borja M-E
Gracias por tus palabras y no lo dudes, me leeré tu próxima novela con ganas (queda escrito, así que no me puedo echar para atrás)
EliminarPor cierto, ya sabes que cuando hablados de libros premiados siempre ponemos el listón más alto.