Tras cinco años de silencio Juan Manuel de Prada vuelve con una novela coral en la
sigue demostrando su buen hacer como narrador, como constructor de
escenas llenas de enredo que logran atraer al lector hacia unos
escenarios perfectamente recreados y en los que los personajes, a
pesar de sus avatares (a veces espeluznantes) se sienten muy cómodos.
La
División Azul y el Madrid de la posguerra serán los lugares
elegidos por de Prada para introducirnos en una historia con tintes
épicos, con buenas dosis de intriga y drama, y en la que no falta un
recorrido por todo tipo de pasiones. Pero será el dominio del
lenguaje, la perfecta construcción de cada una de sus páginas la
que hará que el lector disfrute de la novela, que cuenta, además,
con la fuerza suficiente para leerse de un tirón, para disfrutar de
los vaivenes de Antonio y Carmen, sus protagonistas, y de todos
aquellos que aparecen en este juego que tiene mucho de picaresca y de
lucha por la propia supervivencia.
Una novela, y unos personajes, que parece mantenerse incluso cuando el libro se ha cerrado, como si la ficción que se nos ha narrado pertenezca a la misma historia. Y es que hay momentos donde las imágenes parecen superar también la ficción y las crudas descripciones adquieren una autenticidad casi cinematográfica, lo que demuestra que, por encima de todo, de Prada es un gran creador de grandes historias y de grandes personajes.
Hoy empiezo, expectante, la última de Juan Manuel de Prada. Tiene novelas mas intrincadas, como las mascaras del héroe, de mas dificil lectura, pero ésta tiene la misma pinta que El Séptimo Velo, que me resultó apasionante.
ResponderEliminarEspero que se cumpla la expectativa.
Luis Nuevos Rumbos
Dices bien Luis y resulta una buena comparación. El Séptimo Velo contaba una historia bien formulada y rematada en la que cada uno de los acontecimientos y personajes tenían mucha fuerza y se iban creando a medida que avanzaba la historia. Aquí, ya verás, sucede otro tanto.
EliminarYa nos contarás.