Algo tiene que tener Javier Sierra cuando alguien como yo, poco apasionado por lo esotérico y más bien escéptico en buena parte de los enigmas que suele plantear el autor, coge uno de sus libros y se lo lee de un tirón, enganchado a la lectura por ver en qué acaba la historia.
En esta ocasión debo reconocer que el hecho de hablar del Museo del Prado y algunos de los cuadros que ahí se exponen tiene mucho que ver -como lo era la aparición de Estambul en su anterior novela, "El ángel perdido", o la figura de Sor María de Jesús de Ágreda en "La Dama Azul"-. Pero lo que no puedo negar es que cuando me quise dar cuenta ya estaba por la página 80. Y eso, pese a quien le pese, es un mérito del autor, uno de los más leídos de España.
Y es que Sierra es el verdadero maestro en mostrar con enorme claridad lo desconocido, de trasladar al lector a espacios escondidos. En esta ocasión serán los mensajes ocultos en muchos de los cuadros de los maestros italianos del Renacimiento.
Será el propio Javier Sierra el protagonista que nos llevará de la mano por los distintos lienzos del Museo del Prado (más otros tantos que pertenecen a las pinacotecas más importantes de Europa) en los primeros años de la década de los noventa del siglo pasado gracias a un personaje enigmático, el doctor Luis Fovel, que le va mostrando, a modo de viaje iniciático, esos mensajes ocultos mediante símbolos
Aunque la mejor explicación al propio libro la encontramos dentro de sus páginas:
Y es que Sierra es el verdadero maestro en mostrar con enorme claridad lo desconocido, de trasladar al lector a espacios escondidos. En esta ocasión serán los mensajes ocultos en muchos de los cuadros de los maestros italianos del Renacimiento.
Será el propio Javier Sierra el protagonista que nos llevará de la mano por los distintos lienzos del Museo del Prado (más otros tantos que pertenecen a las pinacotecas más importantes de Europa) en los primeros años de la década de los noventa del siglo pasado gracias a un personaje enigmático, el doctor Luis Fovel, que le va mostrando, a modo de viaje iniciático, esos mensajes ocultos mediante símbolos
Aunque la mejor explicación al propio libro la encontramos dentro de sus páginas:
"Cuando leemos un libro que nos conmueve entramos en un estado mental diferente. Es como entrar en otro mundo. Cuando admiramos una pintura o escuchamos una melodía que toca algo en nuestro ser más íntimo sucede lo mismo. Es como si lográramos elevarnos por encima de lo material y, por un instante, fuéramos capaces de participar en algo sublime".
Una novela, que así debería describirse, que engancha, que nos lleva por múltiples vericuetos del arte y la historia y que mientras dura la lectura sumerge al lector en un universo lleno de misterio ajeno a las interpretaciones oficiales.
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