Este es uno de esos libros de los que es mejor no saber nada, de cogerlo entre tus manos sin leer antes de qué va. Así, como me ha ocurrido a mi, se convierte en una sorpresa, donde la trama se va creando a medida que se lee el libro, cobrando cada vez más importancia. Y lo que parece que es una lectura sin mucha trascendencia -eso sí escrito de tal manera que te sitúas en la piel de Paul, el protagonista, desde la primera línea y llegas incluso a sentirte presente en cada uno de los escenarios que se reflejan gracias a la perfecta caracterización tanto de personajes como de situaciones-, se convierte en una historia inquietante en la que no puedes sentirte indiferente.
Con un ritmo creciente "La cena" cambia de registros a medida que la narración avanza, llegando a posicionarte con personajes a los que luego rechazarás, entrando de lleno en el juego al que te invita, sin ser consciente de ello, el escritor.
Diseñada a modo del banquete que da título al libro, la historia que se nos narra, además de ser impactante, nos envuelve de tal manera que invita a la autocrítica, a la posibilidad de ese posicionamiento antes mencionado y en la se pasa de la risa, o de la sonrisa, gracias a las descripciones, al asombro y la sorpresa.
Una novela que traspasa los límites del libro para ubicarse en un plano tan cercano a la realidad que muchos de sus momentos parecen ser vividos en primera persona, haciéndonos plantear un buen número de preguntas. Puede que guste o no, pero seguro que a nadie le dejará indiferente.
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