QUÉ LEO HOY:

QUÉ LEO HOY: Sugerencias, debate, crítica, opinión...

jueves, 28 de noviembre de 2013

EL COMPLOT DE LA MEDIA LUNA. Clive Cussler y Dirk Cussler



Seguro que hay muchos que pondrían en entredicho las excelencias de Clive Cussler, máxime cuando recibe la ayuda de su hijo, pero tengo bien claro que siempre es un buen compañero de viaje, sobre todo cuando los vuelos son largos y tediosos.
No voy a negar que en su día la portada ganó muchos enteros a la hora de elegir el libro, conjugaba al personaje más carismático de Cussler, Dirk Pitt y un entorno tan atractivo, al menos para mí, como Estambul. Casi la portada y la contraportada (me conformé con leer quien era el protagonista) lograron que escogiese este en vez de otros libros que hiciesen gala de intriga y entretenimiento por encima de todas las cosas. Aunque también tengo que reconocer que en su día dejé la lectura incompleta, no sabría decir cuál fue el motivo, pero seguro que intenté leerlo en un ambiente que no era el adecuado.
Es posible, en especial si alguien conoce a Pitt por primera vez, que estemos ante uno de los títulos del autor con la trama más rebuscada y llena de coincidencias, pues en esta aventura no solo será Loren, la esposa del protagonista quien participe de la trama, sino también sus hijos Dirk Y Summer. Demasiado rebuscado, es más que probable, hasta tal punto que hay momentos en que uno se siente incómodo por como se van encajando los puzzles.
Eso sí, Cussler (y su hijo) lo solventa de la mejor manera, evitando que el lector se aburra, con una acción trepidante, lo mismo nos da el escenario y los personajes que en ese momento aparezcan, todo ocurre ante nuestros ojos con la velocidad de vértigo necesaria como para que no perdamos tiempo alguno en pararnos a pensar nada salvo en lo que va a suceder a continuación.
Sí, es cierto que como buen narrador hay veces en las que recurre en exceso a las explicaciones, que no se conforma con contarnos el escenario por el que se mueven los protagonistas, sino que trata de situarlo en la historia para darle trascendencia. Pero también lo es que Dirk Pitt (el padre) se ha convertido en un compañero de tantas aventuras que, junto al bueno de Giordino, se le perdona casi todo.
Una novela entretenida, que seguro no descubre nada al lector, pero le servirá de distracción el tiempo que dure la novela. Por supuesto que no es el mejor libro de Cussler, contiene demasiados peros, mas logra atraernos de tal manera que en todo momento somos capaces de ser partícipes de la aventura. 

domingo, 10 de noviembre de 2013

EL INVIERNO EN LISBOA. Antonio Muñoz Molina



A estas alturas es posible que pocos sean los lectores que no se han asomado al universo literario de Antonio Muñoz Molina, uno de los grandes escritores en lengua castellana de finales del siglo XX y principios del XXI. Autor de El jinete polaco, Los misterios de Madrid, El viento de la luna y Plenilunio, entre otros, ha obtenido recientemente el Premio Príncipe de Asturias; premio al que hay que sumar el Planeta en 1991, Premio de la Crítica en 1988, Premio Nacional de Literatura en los años 1988 y 1992.
Había disfrutado de muchas de sus novelas (incluso Ardor Guerrero me mostró la "mili" que yo no había hecho), pero tenía la deuda de hacerlo con El invierno en Lisboa, máxime cuando sus páginas me acompañaron en un viaje de ida y vuelta a la capital portuguesa sin que me atreviese a pasar de la primera página.
Cosa que agradezco, pues de haberlo hecho mis pies se habrían dirigido en pos del jazz, al que me sentía más cercano, en vez de hacerlo del fado, del que desconocía prácticamente todo, salvo quizá parte de su melancolía. Así que tengo que reconocer, ahora que por fin he leído la obra de Muñoz Molina, que sentí el lamento del fado gracias a no pasar de la primera página del libro. estoy seguro que de haberlo hecho habría buscado la también melancólica música del jazz lisboeta.
Quizá lo primero que me sorprendió fue descubrir que la lectura rápida y ágil que se me había antojado no era tal, y que me exigía un esfuerzo que, de inmediato, te ofrecía una satisfacción tan grande que te hacía aún más partícipe de la trama que en el libro se iba desarrollando.
Una trama sonora, que nadie dude que la música, el jazz, suena en cada una de sus páginas. De la misma manera que se ven envueltas en un abrazo donde el amor genera todo tipo de pasiones. Amor y música que se palpan más allá de lo que el narrador anónimo nos cuenta, que se sienten a sus anchas en los escenarios en que se desarrollan, en esos bares llenos de humo (en más de una ocasión uno siente que son sus ropas las que despiden el olor que genera la novela) y dibujados en blanco y negro.
Y es que, como bien refleja la contraportada del libro (qué bien no haberle prestado atención hasta una vez leído, o al menos qué bien olvidarme de las palabras allí escritas) nos encontramos con un homenaje al cine negro americano, hasta tal punto que uno como lector no se puede abstraer y lee y vive la novela siempre en estos matices. ¡Cómo no sentir la "Casablanca" de Bogart y Bergman!
Muñoz Molina nos ofrece un relato oral en el que el narrador nos contará unos hechos que él no ha vivido, sino los que otros le han contado, se convierte, desde esa primera página, en el interlocutor entre los protagonistas de la historia y el lector. Nos traslada la melancolía y la soledad de unos acontecimientos que antes que apurarnos, nos invitan a sumergirnos en ellos, a descubrir los entresijos de las relaciones entre sus protagonistas.
Tugurios sórdidos, llenos de humo, oscuros, donde las fisonomías que apenas se vislumbran logran atraparnos para vestirnos con gabardina y sombrero, eso sí, como dije antes, siempre en blanco y negro.
Una invitación a saborear una literatura de muchos quilates, en la que lo que más nos interesa es cómo su autor nos narra las cosas, hasta tal punto que lo que nos cuenta pasa a segundo plano. Claro que disfrutamos de la atmósfera de San Sebastián, Madrid y Lisboa (de sus locales), pero lo hacemos mucho más con la manera que tiene Antonio Muñoz Molina de trasladarnos allí y, lo que es más importante, de transportarnos a unos ambientes perfectamente definidos.

miércoles, 6 de noviembre de 2013

SEÑORAS Y SEÑORES. Juan Marsé



Hay novelistas, grandes novelistas, que cuando cambian de registro y se acercan al mundo de los apuntes, las columnas de opinión, o al entorno periodístico, no demuestran la destreza narrativa propia de sus libros. Sí, claro que tienen seguidores y sus opiniones son tenidas en cuenta, pero esos textos, generalmente de pequeño tamaño están muy por debajo de la calidad que atesora su pluma.
No es el caso de Juan Marsé, o al menos no lo es si nos atenemos a los retratos que encontramos en este libro, esos retratos aparecidos en las décadas de los 70 y 80 del siglo pasado (salvo dos últimos que merecen ser tenidos muy en cuenta) y que, en su mayor parte, siguen estando de actualidad.
No sé muy bien porqué, seguro que por su aporte de cercanía en el tiempo, no me pude resistir a comenzar el libro por el final, por el último de los textos con que Marsé logra ilustranos. Los dos últimos, además de ser los más actuales (dedicados al Artur Mas y María Dolores de Cospedal), son los que más espacio dibuja el autor en sus descripciones. Y puedo asegurar que son esos dos solos los que me despertaron el deseo irrefrenable de leer los otros cuarenta y uno, de descubrir no tanto la visión del autor de Últimas tardes con Teresa o Rabos de lagartija, sino la perspectiva con es capaz de mostrarnos los retratados.
Y es que Juan Marsé , con un perfecto dominio del lenguaje y el trazo firme de su narrativa nos acerca a cada una de las 43 figuras sin necesidad de ver más imágenes que las que ofrece sus palabras. Ese lenguaje ácido, cáustico nos adentra en el mundo de la descripción perfecta, capaz de recoger los guiños, los gestos y las manías de esos personajes a los que el autor ha sabido trasladar, antes a las revista "Por Favor" y el diario "El País", y ahora a este pequeño libro.
Con un perfecto manejo de la ironía, un poco de pasión y una buena dosis de mala leche Marsé nos hace disfrutar con cada una de las imágenes que nos ofrece, haciéndonos pasar del asombro a la sonrisa en la misma línea. Además nos ofrece una notable lección de la forma correcta de escribir, aquellos que quieran aprender (algunos aún estamos a tiempo) tienen en cada retrato una buena lección. Y si no, compruébenlo ustedes mismos:

  "La boca musculosa y risueña, el mentón sólido, la nariz recta, los ojos oscuros y burlones, las cejas espesas. El diseño de la cara no es dulce, y sin embargo, la expresión lo es. Resabios de un temperamento reflexivo y burlón configuran el gesto y la mirada."

O en este otro:

   "El maxilar cuadrado y ligeramente popeyesco va siempre un paso por delante de la mirada estreñida: el paso largo y la vista corta, he aquí un problema para cualquier conductor de multitudes, sobre todo si maneja un timón más decorativo que funcional."

El primero nos acerca al rostro de Carmen Maura, mientras en el segundo las facciones dibujan a un Artur Mas al que, como dije antes, dedica más espacio que a los anteriores retratados y retratadas.




martes, 5 de noviembre de 2013

CUENTOS INÉDITOS. Bram Stoker



Que mejor manera que celebrar el pasado fin de semana que leyendo una novela de terror. Después de descartar un par de autores actuales y desconocidos que ofrecían novelas de terror inteligente (no descubrí ninguna de las dos cosas) me dediqué a releer algunas de las Leyendas  de Bécquer, un poquito de Lovecraft y algunos relatos de Poe.
Pero claro, en mi mesa reposaba una recopilación de cuentos de Bram Stoker, y no era cuestión de seguir esquivándolos. Hace algunos meses llegaron a mis manos los relatos del autor dublinés  publicados por Valdemar: Cuentos de medianoche (y que también puedes encontrar en este mismo blog), así que di un tiempo prudencial a esta nueva entrega de Ediciones del Viento.
Reconozco, como me sucedió con el anterior libro, aunque esta vez ya sobre aviso, que traté de buscar la sombra del autor de Drácula, de esa narrativa de terror que diese un sentido especial a las noches de Todos los Santos y de Difuntos, pero volví a encontrar a un verdadero narrador de Cuentos. Sí, con mayúsculas, recuperando esos cuentos para adultos que nos acercan al mundo de la imaginación y que, al menos durante el instante que dura su lectura, nos corta la respiración.
Stoker vuelve a demostrar, hay que señalar que estos relatos se escribieron antes que su novela más famosa, que es un escritor notable, dotado de una gran imaginación, un narrador que maneja el Cuento de una manera especial, atrapando al lector casi desde la primera línea, llevándole por caminos desconocidos que no sabe dónde le van a llevar. Ese es, sin duda, el mayor logro de una recuperación de textos como esta, mantener al lector en una continua intriga y permitirle descubrir un universo diferente al esperado.
Estamos ante unas narraciones llenas de humor, negro en más de una ocasión, en las que las descripciones logran crear una atmósfera que conseguirá que quien penetre en sus páginas vaya más allá de lo descrito, hasta tal punto que Stoker aporta el cuento, las descripciones y los personajes, y el lector su imaginación para construir un nuevo espacio en el que se desarrolla la trama.
Siete relatos soberbios, diferentes entre si, que atrapan y que juegan con la muerte y el lado más oscuro de manera sencilla y normal, hasta tal punto que en ningún momento da la sensación de estar leyendo historias fantásticas nacidas de la imaginación de su autor.
Eso sí, también hay vampiros, muertos, patíbulos y cementerios (estos al menos junto a las iglesias) que lograrán entretener tanto a los lectores ocasionales como a los lectores más exigentes.