QUÉ LEO HOY:

QUÉ LEO HOY: Sugerencias, debate, crítica, opinión...

domingo, 31 de mayo de 2020

SAN, EL LIBRO DE LOS MILAGROS. Manuel Astur



Acercarte a un escritor desconocido suele llevar emparejado un riesgo, por experiencia merece la pena, sobre todo cuando el acercamiento es intuitivo y no atraído por una campaña publicitaria de la que no eres consciente. Por mi profesión conocía la existencia de Manuel Astur por su primera novela Quince días para acabar el mundo, a la que no pude evitar echar un vistazo, pero faltó ese impulso que sí me ha dado "el libro de los milagros".
Desde la primera página descubrimos que el mundo de Manuel Astur es diferente, que te va exigir algo más que la mera concentración de los libros que cuesta entender, te va a exigir abrir tu mente, librarte de ideas preconcebidas y someterte al mandato de las palabras: "Somos las primeras palabras. Somos los que fuimos y los recién llegados. Somos la fiesta y la jornada de trabajo y somos el aburrimiento".
Así, con esas palabras empieza un texto arrebatador, fluido, vibrante, pero que no para de dar vueltas, de dibujar caminos que se bifurcan a cada recodo y que recuerdan que la literatura es maravillosa.
Y esto es  porque el autor construye un relato arriesgado, arriesgado y agresivo, del que el lector se siente confuso y atrapado. Primero porque a pesar de saber de qué va el libro, serían necesarias muchas páginas para explicar todo su desarrollo, para comentar algo sobre él sin darte cuenta de que hay muchas más cosas que se han obviado. Y segundo por que Manuel Astur escribe muy bien, sabe combinar con una maestría insospechada los diferentes registros de la narración, convirtiendo el texto en una suerte de lectura apasionada.
Sí, el protagonista es Marcelino, Lino para el lector, y lleva tras de sí la carga de un universo familiar y personal nada desdeñable, una carga que se ve acrecentada por la situación del entorno rural que bien refleja el autor. Pero hay más, muchas cosas más. Desde la pluralidad de los narradores que hacen tan ardua como bella la lectura, hasta los saltos temporales que antes que frenar el interés por seguir leyendo, acrecienta el deseo de conocer y participar en esa especie de juego narrativo en que se convierte la novela.
Y hay, por encima de todo, mucho de mítico, de tragedia, de leyendas y creencias rurales. Pero visto esto no como algo negativo, sino todo lo contrario, como el rescoldo de la riqueza que atesoran los pueblos para mantener su propia esencia, la de sus tradiciones, miedos y formas de vida. Porque también hay mucho de costumbrismo, de esa visión antropológica que nos muestra, a través de un pequeño agujero un mundo que nos es a la vez cercano y ajeno.
De tal forma que en muchas ocasiones más que leer parece que se está escuchando, a modo de susurro, diferentes cuentos al amor de una lumbre. El lector se convierte en el testigo privilegiado de una cultura del saber y el vivir, de la brutalidad de un entorno y unas formas de vida que parecen ajenas y, sin embargo, están justo a nuestro lado.
Manuel Astur necesita apenas ciento setenta páginas para construir una vida, un drama rural, un canto a la naturaleza (Reserva Natural del Neva), un universo propio y dar la sensación de que el lector lo tenía atesorado en su memoria como si lo narrado formase parte de uno mismo.
Una novela eterna, mágica, donde la realidad parece leyenda y donde lo mítico se hace tan presente como la vida. Pasado y presente se dan la mano en la construcción de una parte de nosotros mismos.




jueves, 28 de mayo de 2020

LA MUERTE VISITA AL DENTISTA. Agatha Christie



Leer a Agatha Christie de vez en cuando es uno de esos placeres para los que parece no pasar el tiempo. Sí, son novelas ingenuas, sencillas, con un dinámica semejante y puede que en principio un poco obsoletas, pero lo siento, en esos momentos en que me cuesta concentrarme en la lectura, en los que parece que da lo mismo el libro que se coja que no se avanza: Agatha Christie es el perfecto remedio.
Que sí, que Miss Marple y Hércules Poirot parecen sacados de un viejo baúl y pertenecen a otros tiempos, pero eso deja de verse así en el momento que comienza la primera página. Reconozco que, aunque me saque de mis casillas en más de una ocasión, prefiero a Miss Marple antes que el investigador belga. No sé, lo sigo sintiendo demasiado remilgado y estirado, aunque puede que el cine y la televisión hayan contribuido en exceso, pero aún así no reniego de sus pesquisas y si toca leer un libro en el que es protagonista: ¡pues adelante!
Cualquier persona de mi generación recuerda aquella colección de color blanco de la Editorial Molino que seguro aún están en la mayoría de las casas de nuestros padres, libros que tenían más de una lectura y que nos descubrían en nuestra adolescencia espacios diferentes a los libros propiamente juveniles. Ahora, gracias a Espasa y a Booket podemos disfrutar de las mismas historias en distinto formato.
Y claro, si uno lo primero que tiene que posponer una vez iniciado el Estado de Alarma es el dentista... no debe extrañar, con lo poco que nos gusta ir a verle a su "oficina", que sea La muerte visita al dentista la novela escogida para la ocasión..
Por supuesto que Poirot sigue como siempre: "superior en muchos aspectos a los demás mortales". Excéntrico, insufrible, ampuloso, pesado y egocéntrico (palabras de la propia Agatha Christie), pero también refinado, elegante y sumamente inteligente, que utilizaba sus "pequeñas células grises" para resolver los misterios en los que se ve envuelto. En esta ocasión por algo muy particular, el dentista que horas antes le había atendido aparecía muerto por arma de fuego en su consulta. Todo apunta a un posible suicidio, pero Poirot no solo no está convencido, sino que antes de suceder nada todos los demás pacientes le habían parecido sospechosos.
Si hay algo que me sucede en la casi totalidad de las novelas de Agatha Christie es que siempre creo descubrir el culpable, y siempre acierto por que, salvo el investigador y algún que otro personaje que se repite a lo largo de as aventuras (el mayordomo George y el Inspector Japp son dos buenos ejemplos), todos los personajes me parecen los culpables en potencia. Según van apareciendo los personajes se crea a su alrededor una aureola de sospechoso que únicamente le abandona cuando aparece el siguiente y así casi hasta el final, de manera que todos parecen culpables.
Una lectura ágil, divertida y entretenida, en la que tratamos de prestar atención hasta el más mínimo detalle, aún sabiendo que el final nos sorprenderá pensáramos lo que pensáramos. Y con la particularidad que cuando la vuelva a leer pasados unos años me volverán a asaltar las mismas dudas y zozobras. Así pues, La muerte visita al dentista es un entretenimiento asegurado que no ha perdido un ápice su capacidad envolvente y el logro de crear la tensión necesaria para querer descubrir el final de la investigación.

domingo, 24 de mayo de 2020

PROGENIE. Susana Martín Gijón




El inicio de cada temporada viene marcada por títulos y autores sugerentes en los que las editoriales ponen buena parte de sus esperanzas de cara al final de cada campaña, generalmente Navidad y las distintas Ferias del Libro. 
Susana Martín Gijón era la apuesta de Alfaguara en su colección Negra, una colección que ha ido dando grandes títulos que siguen presentes en las librerías y despertando la atención de nuevos lectores. Y aunque no suele ser fácil sobrevivir en un mes de enero, -quien más o quien menos tiene, en el periodo de regalos como es Navidad, un buen número de libros acumulados- poco a poco, sin hacer mucho ruido, Progenie ha ido demostrando que es un buen ejemplo del género negro tan en auge en nuestro país.
Martín Gijón no es nueva en él, ya hizo las delicias de los lectores con una trilogía notable (Más que cuerposDesde la eternidad Vino y pólvora) y el descubrimiento de un personaje inolvidable como es la oficial de policía Annika Kaunda, no me quiero olvidar del periodista Bruno Scorza.
Con Progenie Susana Martín Gijón no solo ficha por una de las grandes editoriales de nuestro país, sino que refuerza su maestría a la hora de crear personajes como Camino Vargas, jefa accidental del Grupo de Homicidios de Sevilla (espero que sea la antesala de más investigaciones) y el resto de su grupo, empezando por el gigantesco Pascual Molina y siguiendo por Lupe, Fito y Teresa. Unos personajes que harán las delicias de los amantes de la novela policíaca, la autora ha sabido manejar la personalidad e impulso de cada uno de ellos, transmitiendo la imagen de todos sin excepción. Por supuesto que Camino y Pascual serán los principales artífices del seguimiento de la trama, en especial la primera, pero todos los demás, incluso el superior a quien sustituye Camino, son imprescindibles para que la dinámica de la novela confluya adecuadamente.
Martín Gijón nos traslada a Sevilla, a una ciudad que se palpa y siente con apenas unas sencillas descripciones, sobre todo de aquellos barrios en los que transcurre la novela. No es ajena a los problemas que azotan a la ciudad andaluza, extensible a cualquier otra ciudad española, haciendo de la lectura algo reconocible, actual y vital.
Con capítulos cortos y una narración lineal, Progenie es una novela de fácil lectura. La tensión e intriga comienza prácticamente desde la primera página y no abandona hasta la última, el lector se verá atrapado por los acontecimientos y el ritmo frenético, por el seguimiento de la investigación y la propia personalidad de los protagonistas. Y, por si todo esto fuese poco, Susana Martín Gijón sabe salpicar la trama con unas pizcas de humor que en vez de desvirtuar la historia, acentúa, aún más si cabe, el interés de quien está viviendo la trama como mero espectador. De hecho no son raras las sonrisas ni los intentos de advertencia a los protagonistas para que sus pesquisas cambien de dirección. De manera acertada o errada, se verá al finalizar la lectura.

miércoles, 20 de mayo de 2020

EN TIEMPOS DE CONTAGIO. Paolo Giordano



Hay libros, generalmente de pequeño formato, que cobran una notable importancia tanto por el momento en que aparecen como por quién los escribe. Libros que nos acercan a una situación concreta y con los que sus autores intentan aportar ese granito de arena que es su opinión. Una opinión que nace en un momento generalmente convulso y en el que el autor se decide a tomar partido para que sea su voz la que exprese su pensamiento y el de aquellos con los que se comunica.
En 2010 apareció ¡Indignaos! de Stephane Hessel, el excombatiente de la resistencia francesa, ex-diplomático y uno de los redactores de la Declaración de los Derechos Humanos exhortaba a los jóvenes a indignarse en contra del poder financiero que estaba deshumanizando el mundo y llevándolo a unos extremos intolerables. Siete años después fue el escritor barcelonés Eduardo Mendoza quien publicó Que está pasando en Cataluña, con la necesidad de mostrar su versión de los acontecimientos de 2017 que enfrentaron al gobierno de la comunidad autónoma de Cataluña y el Estado, la visión de quien estaba en medio de la disputa y señalaba aspectos que desde fuera apenas atisbábamos.
Paolo Giordano, que sorprendió a lectores y crítica en 2008 con La soledad de los números primos, ofrece ahora su particular punto de vista de los acontecimientos de estos últimos meses: "La epidemia de Covid-19 va camino de convertirse en la emergencia sanitaria más importante de nuestra época". Así comienza un relato que comienza a finales de febrero y, paso a paso nos enfrenta a nuestra propia experiencia, a nuestros miedos y pensamientos, a mostrarnos como lo que comenzó como un virus, de la noche a la mañana se convirtió en pandemia.
Experiencia, física, matemáticas y cultura se dan la mano para explicar sensaciones, imágenes y vivencias de lo sucedido en Italia, pero que a medida que pasan las páginas se traslada a la experiencia del lector.
Dudas, y preguntas (al principio sin respuesta) se van sucediendo casi a tiempo real y prácticamente todo se hace tan reconocible como nuestras propias vivencias. La última comida con amigos, las salidas, las lejanas noticias de China y luego, con demasiada velocidad el avance de los acontecimientos en Europa, Italia. Imágenes y pensamientos reconocibles: "No tengo miedo de caer enfermo ¿y de qué tengo miedo? De todo lo que el contagio puede cambiar."
Y es que el libro, de poco más de setenta páginas se convierte en una repetición de sentencias, pensamientos y frases que recogen el estado general de todos aquellos que hemos padecido la situación en nuestras casas, del encierro y aislamiento a que nos hemos visto sometidos casi sin percatarnos de nada.
Números e imágenes que hasta hacía poco eran lejanos, se convirtieron en algo cercano, cotidiano y doloroso y que Giordano señala en veintisiete pequeños textos que nos refrescan lo sucedido como una advertencia a tener en cuenta.
De todas las palabras y frases que el autor desgrana en el libro, incita e invita a la reflexión individual y comunitaria para que todo lo pasado sirva para algo, me tengo que quedar con una que aún, después de varios días después de la lectura del libro, se repite en mi cabeza y que, como muchas otras, no sé por qué dejé señaladas en el texto: "En tiempos de contagio, la ciencia nos ha defraudado: buscábamos certezas y solo hemos encontrado opiniones."

domingo, 17 de mayo de 2020

EL REY. Sandrone Dazieri



Me encanta la novela policíaca, aquella protagonizada por fuerzas de la ley. Cualquiera que observe un poco este blog se percatará de ello, aunque debo decir, antes que nada, que aunque encuentro muchas sorpresas y títulos que me llaman poderosamente la atención, es en este género en el que me he vuelto, con el paso de los años, más exigente.
Sí, es cierto que para mí un libro de intriga es fundamental entre varias lecturas y de muchos tengo que hacer un esfuerzo para recordar su trama. Por eso cuando descubro autores nuevos (al menos para mí), cuando cierro el libro y siento que la novela es notable, que el final no desmerece el resto del libro (lo siento, pero hay muy buenos narradores, en todos los estilos, pero más en este, que construyen historias de manera sobresaliente, pero el final apenas sí llega al aprobado), me siento tan eufórico que debo esperar, cuanto menos, unas semanas para comprobar el impacto real de su lectura.
Cuando descubrí a Sandrone Dazieri andaba un tiempo conformándome con los escritores ya clásicos, a pesar de pertenecer a nuestro época: Andrea Camilleri, Petros Markaris, Lorenzo Silva, Donna Leon, y algunos más que suelen salvarme tiempos de desengaño en la lectura; no había forma de encontrar autores que me llamasen de verdad la atención. Sí, claro que a lo largo de los años uno ha ido descubriendo escritores con un valor muy por encima de la media, autores que me han marcado como lector y como librero, y a poco que lo intente, siempre hablando de novela de intriga y policíaca, seguro que me aparecen varias decenas, pero muchos de ellos no logran engancharme lo suficiente como para que les siga leyendo libro tras libro.
A principios del verano de 2015 apareció en las librerías No está solo, la primera de las entregas de la subcomisaria de la Brigada Móvil de la Policía de Roma, Colomba Caselli. Y descubrí, de inmediato que la forma de narrar de Dazieri era algo especial, algo que se alejaba de la novela negra y se introducía en la novela visual de intriga, como si lo que tuviésemos entre manos estuviese más cerca del cine que de la literatura.
Junto a Dante Torre formaban una pareja impactante, en los que no era ajeno el aspecto psicológico y la importancia del pasado, ese pasado que no conocíamos, pero que a base de ligeras pinceladas íbamos reconstruyendo. Con El Ángel, la segunda entrega, el ritmo se volvía más frenético y era imposible, como sucedía con la anterior parte, apartar un segundo la vista del libro. era dejarlo y, sin apenas unos segundos de respiro, volver a cogerlo para saber qué sucedía a continuación.
Me atrapó de tal manera la historia que, al aparecer El Rey, el final de la trilogía, me entró ese pánico a presuponer que la tercera parte no estuviese a la altura (son demasiadas las veces que esto ha sucedido con otras sagas), que las expectativas hiciesen naufragar la lectura. Así que han tenido que pasar más de cuatro meses para tomar la decisión de leerla.
Y sí, el ritmo vuelve a ser igual de frenético, las imágenes muy visuales y los personajes, principales y secundarios, tan enigmáticos como atractivos. Y, perdonen la comparación, todos vuelven a recordarme a John McClane, el personaje interpretado por Bruce Willis en "La jungla de cristal", pues son capaces de sufrir y soportar decenas de tormentos, heridas y accidentes que, aunque mientras estás leyendo se acomodan a la propia historia, si te paras a pensar resulta , al menos, impactante.
Como suceden con los libros anteriores pasan muchas, muchas cosas, hasta tal punto que en más de una ocasión te ves obligado a parar y recapitular, con el miedo de que algo se te escape, algo que sea fundamental para entender el final de la historia. Pero si algo tiene Dazieri, a parte de lograr un ritmo trepidante y una concatenación de sucesos, es que logra que todo está perfectamente tejido, sin lagunas, logrando que el lector "vea" en todo momento lo que ha sucedido, lo que está sucediendo y lo puede o no suceder.
Eso sí, recomiendo a quien quiera aventurarse en el mundo de Colomba y Dante que empiece por el principio, es posible que los tres libros se puedan leer por separado, pero de saltarse alguna de las partes, se abrirán muchos interrogantes que ni las más completa imaginación logrará contestar.
Una trilogía compleja, que atesora mil vericuetos que, a medida que avanza la lectura se van enredando más y más, pero que el autor sabe desentrañar con la cordura y la precisión necesaria para que no resulte impostada.

viernes, 15 de mayo de 2020

MIS ÚLTIMOS 10 MINUTOS Y 38 SEGUNDOS EN ESTE EXTRAÑO MUNDO. Elif Shafak



No soy un experto en literatura turca, pero el atractivo que tiene la ciudad de Estambul, hace que esté atento a novedades que tengan que ver con el país otomano. Cada día son más los autores y títulos que nos acercan a la Turquía actual, tanto en ficción como en narrativa. Y muchos son también los autores cuyas raíces les permiten conocer a la perfección la cultura, la sociedad y la religión turca, pero con la distancia suficiente como para poder ahondar en los problemas particulares que poseen.
Sí, Elif Shafak es francesa con padres de origen turco, pero no será la primera vez, y me aventuro que tampoco la última,  que la ciudad del Bósforo sea el escenario de una de sus novelas. De hecho su narrativa muestra una crítica a la sociedad turca que ya le ha llevado incluso a los tribunales "por insultar al pueblo turco", tal y como sucedió con La bastarda de Estambul en la que reconocía el genocidio armenio, contradiciendo la versión oficial del gobierno turco que sigue negándolo.
En esta ocasión, jugando con el tiempo en que el cerebro se mantiene activo tras la muerte del cuerpo (así, al menos, se nos explica en el libro), Elif Shafak da voz a los sin voz. Serán la protagonista y sus cinco amigos quienes representen a los seres que han sido abandonados por sus familias y la sociedad por ser distintos, por encontrarse al margen de ellos. Halan, mujer transexual; Humeyra, fugitiva; Jamila, emigrante ilegal somalí; Zaynab, con enanismo; y Sinan, con una doble vida difícil de justificar. Y, por supuesto Tequila Leila, la principal protagonista, una prostituta de Estambul y cuyo cadáver yace en la basura.
Serán los últimos instantes de su vida, o mejor dicho de su conciencia, en los que quedará reflejada su vida. Recuerdos llenos de lirismo, sensoriales, en los que se puede sentir lo más exótico de un país a caballo entre Asia y Europa. Tradiciones, supersticiones, religión y gastronomía llevan al lector a un extraño universo en el que se mezclan, de manera sobresaliente, esos recuerdos y la realidad de una mente que va apagándose a ritmo de reloj.
Elif Shafak nos transmite el relato personal, íntimo, de Leila, dibujando una síntesis de su vida, de su visión de esta y de todo lo que componía su memoria.
Si en esa primera parte será la familia el eje alrededor del cual gira la narración, será la amistad, los cinco amigos antes mencionados, la que centre el relato. Un relato que se convertirá en el latir interno de la ciudad, de Estambul, pero también de una sociedad y de los individuos que la componen. Será esa individualidad, la que identifica a unas personas "distintas", la que trasladará la importancia que para ellas tiene la amistad.
Posee un ritmo firme, seguro y con el atrevimiento necesario para reflejar no solo los acontecimientos de la historia narrada, sino para hacerlo de una manera especial, para que el lector se posicione y sienta el valor de quienes defienden la amistad con honestidad.

sábado, 9 de mayo de 2020

TERRA ALTA. Javier Cercas



No suelo hacer mucho caso a los Premios Planeta, no sé si por desconfianza, o simplemente porque la obtención del Premio y la publicidad que ello conlleva me facilita la tarea de dedicar mi tiempo de lectura a otros libros que tenga que presentar a mis lectores.
De hecho en los últimos, digamos, quince años (posiblemente sean muchos más), únicamente me llamaron la atención, y por lo tanto su lectura, Riña de gatos y La marca del meridiano, de Eduardo Mendoza y Lorenzo Silva respectivamente. Claro está el papel destacado de sus autores a la hora de elegir su lectura: uno, por que es Mendoza... y otro, por que es Silva, y Bevilacqua y Chamorro, por encima de todo. 
Aunque, a fe de ser sincero, y repasando otros Premios Planeta de este siglo, hay más de uno que, pasada la inicial fiebre de la entrega de su galardón (y su suculenta cifra), me acompañaron en el tiempo de lectura.
Con Javier Cercas ocurría como con los dos antes mencionados, era el nombre del escritor, y sus libros antes escritos, lo que me atraía y predisponía a mis sentidos para poner todo de su parte en la lectura y, por encima de todo, borrar los prejuicios que suponía ser premiado.
Terra Alta rompe con la anterior narrativa de Cercas, aunque al poco que se profundizar en la lectura se descubren aspectos que la recuerdan. Desde el espacio físico en que se desarrolla la trama, la novela El monarca de las sombras finalizaba en esa región de Tarragona, hasta la reflexión histórica y moral que ambas narrativas comparten.
Sí, Terra Alta es una novela policíaca, donde el protagonista en un miembro de las fuerzas de seguridad, un Mosso d'Escuadra, de lectura ágil y llena de intriga, donde los giros continuos logran atrapar al lector y descubrir otras historias que se van gestando a medida que avanza la novela.
Historias que se van superponiendo, en realidad hay tres relatos distintos dentro de la narración, tres juegos que involucran tanto a Melchor Marín como al lector que revive los acontecimientos presentes y pasados. Pues a la trama principal, la búsqueda de los culpables del asesinado de los Adell, se suma la memoria del pasado del protagonista y el juego comparativo y reflexivo de la novela de Víctor Hugo, Los miserables.
La complicidad del relato metaliterario, la precisión e importancia del espacio físico en que suceden los acontecimientos principales, así como la propia historia de este y, por lo tanto, la particularidad que le confiere; y, por encima de todo, la atmósfera narrada que por momentos impide reconocer lo real de lo ficticio, consiguen crear una novela con varias lecturas, pero en las que sobresalen la importancia del pasado en el presente y su trascendencia en los actos de las personas. Y claro está, el eterno dilema entre la venganza y la justicia.
De este mismo autor: Las leyes de la frontera en este blog.

lunes, 4 de mayo de 2020

UN PLAN SANGRIENTO. EL CASO DE RODERICK MACRAE. Graeme Macrae Burnet


Hay veces que mis lectores se extrañan de que un libro que ellos consideran notable, e incluso sobresaliente, no me lo haya leído. Sí, es cierto que los libreros no somos capaces  de leernos todos los libros que hay en el mercado, ni siquiera lo que tenemos en las estanterías de nuestra librería. Pero también es cierto que las señales y recomendaciones que nos hacen nuestros lectores rara vez caen en saco roto y más pronto que tarde el libro en cuestión ocupa nuestro tiempo de lectura.
Por supuesto que algunos de esos libros debieron coger al lector en cuestión en algún momento de debilidad, porque de otra forma y conociéndole, no es entendible su defensa a ultranza, pero también que un buen número de ellos se convierten en un gran descubrimiento que nos acompañará a lo largo de nuestra vida. De hecho, cierro los ojos, y se me ocurren muchos libros que gracias a esas recomendaciones siguen presentes en la librería después de muchos años y ganando adeptos semana tras semana.
Con Un plan sangriento ocurrió lo descrito, uno de mis mejores lectores (perdónenme el posesivo, pero la unión entre el librero y el lector es algo reseñable en estos tiempos en los que la relación personal está en suspenso) dejó en libro frente a mí y me dijo que sí, que tenía que leerme el libro, que no me iba a dejar indiferente (habíamos comentado no muchos días antes la buena pinta que tenía).
El caso es que lo aparté, dispuesto leerlo de inmediato, mas como sucede a menudo, quedo solapado por otros títulos, aunque sin abandonar el espacio dedicado a las lecturas próximas. Y debo reconocer que, una vez iniciada su lectura, quedé prendado de la historia de Roderick y de los demás habitantes  de Culdui, en el corazón de la Escocia más profunda.
Graeme Macrae Burnet utiliza la fórmula del documento encontrado para crear una historia heredada. Aunque es común, es de resaltar los moldes que rompe, las circunstancias y las peculiaridades que posee, desde la herencia genética entre el escritor y el autor del texto, hasta el motivo por el que es escrito, sin olvidar la particularidad de estar escrito de manera notable a pesar de ser el hijo de un aparcero. Todo ello perfectamente explicado, como autentificando cada una de las partes que componen el libro.
De complicada etiquetación, no me entra en la cabeza situarlo dentro de la novela negra o género similar. Sí, claro que tiene unas importantes dosis de intriga que te hacen, además, querer seguir leyendo para comprobar en qué acaba el libro, pero el mérito de Macrae Burnet es, primero lograr que nos situemos en la Escocia del siglo XIX, más en concreto en 1869, y luego que prestemos atención al desarrollo judicial del proceso.
Con una amplia documentación etnográfica y social, el autor logra trasmitir la situación de la Aldea de Culdui, en Ross- shire, el sometimiento a las tierras y al señor su propietario, las supersticiones, la religión, la situación humana y un ambiente opresivo y gris que logra atenazar más al lector que a sus protagonistas.
Serán estos, los personajes, los que transmitan el estado en que se encuentran, su lucha por la supervivencia, por arrancar a la tierra el sustento necesario: la dureza de una vida que, incluso a los habitantes de otras regiones de Escocia, se percibe opresiva. El relato de Roderick Macrae es, cuanto menos,  una novela en si misma, que nos permite observar, a través de sus palabras, y paso tras paso, los avatares de su familia en particular y de su comunidad en general.
Una novela grandiosa, que crece a medida que avanzan sus páginas, elaborada de manera minuciosa, prestando atención hasta el mínimo detalle. Si cada una de sus partes tiene una gran importancia, es cuando todas se entretejen cuando crean una historia con mayúsculas, una narración en la que no es necesario cerrar los ojos para sentirla, basta dejarse llevar por las palabras para sentir cada uno de los espacios, de los acontecimientos y de los silencios a que invita a lo largo de sus más de trescientas cincuenta páginas.

sábado, 2 de mayo de 2020

LA DESHONRA DE SARAH IKKER. Yasmina Khadra



Recordar ahora cuál fue el primer libro de Yasmina Khadra me resulta harto difícil, por no decir imposible, pero desde aquel primero se sumaron muchos más, y cada nuevo texto lo recibo como una lectura con la que sé voy a disfrutar. Aunque algunas de sus novelas esperan en la estantería hasta ser leídas, como ocurre desde hace un año con Dios no vive en La Habana, otras son leídas apenas llegan a mis manos. Libros como A qué esperan los monos... y La ecuación de la vida se pueden recuperar en este blog.
Tampoco sé si cuando descubrí a Yasmina Khadra lo hice pensando en una escritora o ya sabía que bajo el seudónimo se escondía la figura de Mohamed Moulessehoul, oficial del ejército argelino, pero siempre he sido consciente que su literatura ha servido para criticar la situación de su país, Argelia, primero y otros muchos después.
En esta ocasión sin abandonar el Magreb, el escritor nos lleva a la ciudad marroquí de Tánger y vuelve a señalar, con el acierto y la precisión que le caracteriza, los problemas que sacuden a la sociedad en que transcurre la historia: corrupción, nepotismo, sociedad clasista, machismo y un acusado clientelismo.
A través de unos personajes perfectamente perfilados y definidos Khadra nos introduce en un Tánger diferente, que evoluciona, como sus personajes, a medida que avanza la historia. La naturaleza de cada uno de ellos, la manera de moverse, su lenguaje, e incluso su actitud permite que el lector descubra algo más de lo narrado, que la historia cambia a la vez que lo hace la propia vida.
Escrita en tercera persona la novela nos presenta al teniente Driss Ikker, de origen humilde, que ha ido escalando posiciones a nivel social y laboral gracias, sobre todo, a su matrimonio con la hija de un alto mando de la policía marroquí. La violación de la esposa en el domicilio y la necesidad de limpiar su "honor", le obligará a recorrer la parte más oscura del ser humano.
Pero quizá lo que más autentifica la narrativa del escritor argelino sea la fuerza de sus diálogos, la ausencia de explicaciones superfluas y la invitación a que sea el lector el que rellene los muchos huecos dejados en la historia. No explica todo, al contrario, señala la dirección en que hay que mirar y descubrir entonces que sucede, o puede suceder.
Y como siempre el autor escribe con la pasión necesaria para que la historia sea creíble en todo momento, para que, a pesar de la diferencia de cultura y sociedad, los lectores seamos conscientes del entorno en que esta sucede. Escribe sin esconder nada, con una claridad asombrosa, mostrando sin tapujos lo más oscuro del hombre y la sociedad en que vive. Sobre todo cuando dinero y poder  se confunden con impunidad, con que todo está permitido, y hace que los actos de los hombres sean de una manera y no la contraria.
Una historia de amor, de lealtades, de convicciones, que no esconde nada, pero que permite que la imaginación vuele por espacios diferentes a los narrados, a ver más allá y demostrando que la buena literatura es aquella que no está escrita, pero que esconden las palabras narradas.