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viernes, 15 de mayo de 2020

MIS ÚLTIMOS 10 MINUTOS Y 38 SEGUNDOS EN ESTE EXTRAÑO MUNDO. Elif Shafak



No soy un experto en literatura turca, pero el atractivo que tiene la ciudad de Estambul, hace que esté atento a novedades que tengan que ver con el país otomano. Cada día son más los autores y títulos que nos acercan a la Turquía actual, tanto en ficción como en narrativa. Y muchos son también los autores cuyas raíces les permiten conocer a la perfección la cultura, la sociedad y la religión turca, pero con la distancia suficiente como para poder ahondar en los problemas particulares que poseen.
Sí, Elif Shafak es francesa con padres de origen turco, pero no será la primera vez, y me aventuro que tampoco la última,  que la ciudad del Bósforo sea el escenario de una de sus novelas. De hecho su narrativa muestra una crítica a la sociedad turca que ya le ha llevado incluso a los tribunales "por insultar al pueblo turco", tal y como sucedió con La bastarda de Estambul en la que reconocía el genocidio armenio, contradiciendo la versión oficial del gobierno turco que sigue negándolo.
En esta ocasión, jugando con el tiempo en que el cerebro se mantiene activo tras la muerte del cuerpo (así, al menos, se nos explica en el libro), Elif Shafak da voz a los sin voz. Serán la protagonista y sus cinco amigos quienes representen a los seres que han sido abandonados por sus familias y la sociedad por ser distintos, por encontrarse al margen de ellos. Halan, mujer transexual; Humeyra, fugitiva; Jamila, emigrante ilegal somalí; Zaynab, con enanismo; y Sinan, con una doble vida difícil de justificar. Y, por supuesto Tequila Leila, la principal protagonista, una prostituta de Estambul y cuyo cadáver yace en la basura.
Serán los últimos instantes de su vida, o mejor dicho de su conciencia, en los que quedará reflejada su vida. Recuerdos llenos de lirismo, sensoriales, en los que se puede sentir lo más exótico de un país a caballo entre Asia y Europa. Tradiciones, supersticiones, religión y gastronomía llevan al lector a un extraño universo en el que se mezclan, de manera sobresaliente, esos recuerdos y la realidad de una mente que va apagándose a ritmo de reloj.
Elif Shafak nos transmite el relato personal, íntimo, de Leila, dibujando una síntesis de su vida, de su visión de esta y de todo lo que componía su memoria.
Si en esa primera parte será la familia el eje alrededor del cual gira la narración, será la amistad, los cinco amigos antes mencionados, la que centre el relato. Un relato que se convertirá en el latir interno de la ciudad, de Estambul, pero también de una sociedad y de los individuos que la componen. Será esa individualidad, la que identifica a unas personas "distintas", la que trasladará la importancia que para ellas tiene la amistad.
Posee un ritmo firme, seguro y con el atrevimiento necesario para reflejar no solo los acontecimientos de la historia narrada, sino para hacerlo de una manera especial, para que el lector se posicione y sienta el valor de quienes defienden la amistad con honestidad.

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