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En estos tiempos de recortes, ajustes y limitaciones siempre es una buena noticia la aparición de emprendedores, de hombres y mujeres arriesgados a los que la pasión le lleva a acometer empresas que para otros son inexplicables. Y si encima dichos esfuerzos van encaminados hacia el mundo de la cultura, aún son vistos de manera más extraña.
Algo así ocurre en el mundo del libro, que pese a lo que muchos piensan existe fuera de las grandes empresas editoriales, y existe gracias al enorme esfuerzo de quienes pretenden siga siendo el vehículo de comunicación perfecto. Ediciones y reediciones que persiguen, nada más y nada menos, que el resto de las personas descubran lo mismo o parte de lo que han encontrado ellos.
Es el caso de Nuevos Rumbos, una pequeña editorial familiar, que aborda, en esta ocasión uno de los libros agotados desde hace muchos años de Avelino Hernández CAMPODELAGUA.
Un libro que nos sumerge en un universo mítico a la altura, pese a las pegas que puedan poner ciertos iluminados literarios, de Macondo o Celama. Un universo que subyuga de tal manera que cada palabra, cada párrafo, cada página conforman una experiencia única. Logrando mezclar, como solo logran hacerlo los grandes escritores castellanos, belleza y drama en la misma línea y mostrando, a medida que pasan las páginas, la belleza del lenguaje castellano hoy tan minusvalorado.
Y es que la prosa de Avelino logra, en esta narración (y pese a que en él dejase Campodelagua un regusto amargo), saltar las barreras castellanas para dibujar un entorno reconocible en todos los espacios, marcando lo que luego será esa prosa impactante, adulta y fabulosa en títulos como “Una casa en la orilla de un río”, “Los hijos de Jonás” y “La señora Lubomisrka regresa a Polonia”.
Será el segundo de dichos títulos “Los hijos de Jonás” una recuperación perfecta, más que una continuación, de Campodelagua, compartiendo personajes, escenarios e incluso escenas, en ese afán del autor de Valdegeña de completar aquello que dejó sin rematar.
En esta edición, además de un diseño y gusto exquisito del propio libro, ambas obras se complementan para que el lector obtenga el máximo de perspectiva y se haga partícipe del mundo que crea Avelino.
Lo publiqué en Heraldo de Soria el 19 de Julio de 2012, coincidiendo con su presentación.
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