Publicada originalmente en 1974 y ahora al español por la editorial Reino de Cordelia, El cazador sordo nos ofrece una nueva pareja de policías -se nos presentaron con El cerdo de vapor (Editorial Júcar), El leopardo de medianoche (Editorial Funambulista), y en esta misma editorial con La canción del perro- que hará las delicias de lectores del género policíaco, pero que cualquier lector encontrará un libro entretenido y con muy buenas dosis de brillante literatura.
Aunque lo más llamativo de la novela es que sucede en Trekkersburgo, ciudad de Sudáfrica, que nos permite situarnos en el país africano y, lo que es más importante, conocer como era la vida allí en los años setenta del siglo pasado gracias al perfecto retrato que de la sociedad hace el autor. Una década en la que el apartheid aún existe en el país. James McClure no trata de aleccionarnos, ni de hacer una novela reivindicativa, nos muestra los hechos y somos los lectores los que nos posicionamos ante los distintos acontecimientos.
La perfecta construcción de los personajes, en especial el teniente Tromp Kramer y su compañero zulú Mickey Zondi, consigue que en todo momento la historia sea creíble y sumamente sugestiva, mostrándonos cada instante como si de un dibujo se tratara y solo tuviésemos que mirar para comprobar lo que sucede. La forzada separación de los dos protagonistas logrará que el lector se identifique tanto con ellos como con lo que representan.
Y claro, la perfecta trama, elaborada de manera brillante, acelera el ritmo cuando se hace preciso y ralentiza cuando es necesario. Por no hablar de los magníficos diálogos que hacen aún más cinematográfica la novela.
Serán estos diálogos el mejor vehículo para restar dureza a los acontecimientos, a suavizar los momentos de máxima tensión gracias al humor, siempre inteligente, que despliega sobre todo Zondi.
Atractiva, inteligente y llena de intriga, una novela que nos hará desear buscar las otras obras del autor.
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