Me dispongo a tomar un café y mi móvil suena con insistencia, un amigo me ha
dejado un mensaje: "ha muerto Wilt". No me hace falta saber nada más, Tom Sharpe, a sus 85 años ha fallecido en Llafranc (Girona) y deja huérfanas muchas de las conversaciones en las que sus personajes eran protagonistas. Conversaciones que recuperaban esos episodios delirantes a los que sometía a sus personajes. Y es que, como él no se cansaba de repetir, "me puse a escribir en tono de farsa a ver qué salía".
Y en 1971 aparece Reunión tumultuosa una novela irresistible en la que el humor casi brutal empieza a señalar el camino de uno de los escritores de lengua inglesa que mejor ha sabido mantener viva la ironía y momentos desternillantes que hacen aflorar las lágrimas solo de pensar en ellos.
Admirador de Wodehouse y Waugh logrará en 1976 tal éxito con Wilt que se convertirá en uno de los autores británicos más aclamados por los lectores (ya habían aparecido Exhibición impúdica, Zafarrancho en Cambridge y El temible Blott) y cada una de sus obras era esperada con verdadera impaciencia. Las tribulaciones de Wilt (1979), ¡Ánimo Wilt (1984), Wilt no se aclara (2004) y La herencia de Wilt (2010) siguieron demostrando que la figura de Henry Wilt había calado hondo en los lectores de todo el mundo.
La gran pesquisa (1977), El bastardo recalcitrante (1978), Vicios ancestrales (1980), Una dama en apuros (1982), Becas flacas (1995), Lo peor de cada casa (1996) y Los Gropes (2009) completan, junto con dos libros de relatos que creo no se han publicado aún en nuestro país, una trayectoria literaria tardía, publicó su primera novela a los 43 años, de gran talento, que no deja indiferente a nadie.
Brillante, ácido, irónico e inteligente Tom Sharpe es uno de los grandes del conocido "humor británico" y cualquiera de sus obras demuestran la calidad de su escritura, el acierto de sus descripciones y el perfecto dominio de un ritmo narrativo que ha logrado que sus novelas sigan siendo leídas y admiradas.
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