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miércoles, 17 de abril de 2013

LAS LÁGRIMAS DE SAN LORENZO. Julio Llamazares



Ocho años sin novela son muchos años para un escritor, o mejor dicho, a un lector se le hacen muy largos ocho años sin una novela de su escritor. Desde El cielo de Madrid (2005) Julio Llamazares no había publicado novela alguna (aunque sí un libro de narrativa de viajes y "arte", Las Rosas de Piedra en 2008) y regresa con una nueva que vuelve a señalarnos al cielo como escenario privilegiado.
Pero, sin duda alguna, lo mejor de todo es que volvemos a tener al escritor de La lluvia amarilla, al narrador que logra acercarnos a un texto donde casi lo que menos nos importa es de qué va el libro. Y es que Llamazares tiene esa forma de escribir, esa manera de transportarnos a su propio universo narrativo, que todo lo demás pasa a segundo plano, lo importante es cómo escribe y no lo que nos cuenta.
Comprobamos cómo en todo momento la palabra que ocupa cada uno de los espacios es la correcta, como si cada una de ellas estuviese en el lugar adecuado siempre, demostrando la capacidad que el autor posee de crear la propia narración.
Sí, es cierto que el paso del tiempo y la soledad son el eje fundamental de la historia que estamos leyendo, de una historia de la que formamos parte desde "El verano comenzaba cuando llegaban los veraneantes..." y no nos abandona a lo largo de cada una de sus casi doscientas páginas. Pero también es cierto que a cada párrafo tenemos la tentación de frenar la lectura, que no dejarla, para situarnos en un estado de ensoñación en el que únicamente seamos nosotros los protagonistas. Incluso que forcemos esa búsqueda de las raíces infantiles y juveniles que parece perseguir a quien ejerce de narrador en el libro.
Hay mucho de lirismo, de literatura sonora -no sabría decir si es porque asoma el gran poeta que Julio Llamazares lleva dentro, o porque su prosa exige una dedicación poética continua-, de esa lectura que deleita con cada palabra, con cada frase, con cada párrafo. Lo que se traduce en una lectura pausada, relajada, en la que el lector parece ralentizarse en el falso convencimiento de que así el libro durará más, en ese deseo de que la historia se eternice.

2 comentarios:

  1. ¡Qué buena noticia! Sobre todo porque dices que se recupera el auténtico Llamazares. Recibí alborozado la publicación de El cielo de Madrid, pero me decepcionó un poco; no seguía la estela de su obra narrativa anterior... De hecho, había desistido de esperar una nueva novela. Así que estoy de enhorabuena. Que se cumplan las expectativas.
    Luis Nuevos Rumbos

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  2. Espero que así sea. Y debo reconocer que, como te sucedió a ti, busqué el "El cielo de Madrid" aquel Julio Llamazares que me había descubierto una forma de narrar fabulosa y me dejó un poco apático. Pero esta vez sí, de verdad, vuelve el mejor (o al menos el que más me gusta a mi) LLamazares. Ya sabes que es fácil comprobarlo.
    Por cierto, tras la lectura muchos de mis lectores han encontrado de nuevo esa narrativa tan personal que apuntó el escritor leonés.

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