No leí a José Luis Sampedro hasta finales de los ochenta del siglo pasado cuando llegó a mis manos en forma de regalo La sonrisa etrusca, que no solo me ganó como lector, sino que abrió mis horizontes a lecturas que hasta entonces no me habían llamado nada la atención. Un par de años después fue La vieja sirena la que me atrapó, la culpable de que Sampedro estuviese siempre en un lugar preeminente en mi biblioteca.
Pero reconozco que ya desde las primeras entrevistas de las que tengo memoria descubrí a un hombre que se salía de lo común, que se mostraba ajeno al éxito de sus novelas, alguien dijo que parecía pasar de lado por el mundo de la literatura y no creo que nadie le pueda llevar la contraria. Ha sido un hombre que ha dejado huella allá donde iba o allá donde se le escuchaba o leía. Un hombre íntegro, un humanista lleno de humanidad.
Luego supe que pasó un año crucial de su infancia en Cihuela, en Soria, donde las lecturas fueron responsables de buena parte de su unión con la literatura. Incluso supe después que fue un pionero en la formulación y defensa del enfoque estructural para el análisis económico.
Pero todo eso ha quedado en estos últimos años en su segundo plano al mostrar su permanente compromiso intelectual y social, un compromiso ciudadano que hizo que pusiese su voz y su experiencia docente y literaria al servicio de la población que en este país empezaba a demostrar su descontento.
Porque Sampedro fue un luchador con conocimiento de causa, sus palabras han estado siempre llenas de contenido y sabiduría. A pesar de la edad, las cataratas y la sordera, en ningún momento se aisló del mundo, al contrario, tomó la posición que creía justa para señalar el malestar de un amplio sector de la ciudadanía. Supo conectar con quien le quiso escuchar para aportar soluciones, demostrando que su lucidez le acompañó hasta el último momento.
Un luchador y un narrador genial, ya digo que como economista apenas puedo definirlo, que ha dejado verdaderas joyas a la literatura española (no hay que olvidar que ocupaba desde 1990 un sillón en la Real Academia de la Lengua) y un pensador que ejerció siempre un humanismo crítico, señalando con rotundidad la decadencia moral y social de Occidente, del neoliberalismo y el capitalismo.
Una persona extraordinaria, José Luis Sampedro.
ResponderEliminarMe permito recomendar "El río que nos lleva", que describe la vida de "los gancheros" en su actividad de trasladar los troncos de los pinos, cortados en el alto Tajo, a través del curso del río, hasta las tierras bajas, (Aranjuez). Interesantísimo por la descripción que hace de la dura vida de estos trabajadores, además de la historia que narra para ilustrarla. Luis Nuevos Rumbos.
Tengo que reconocer que es uno de los libros que tengo pendiente. Como vi la película basada en el libro y me gustó. Además el tema me llama mucho la atención.
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