QUÉ LEO HOY:

QUÉ LEO HOY: Sugerencias, debate, crítica, opinión...

martes, 30 de abril de 2013


¡¡¡¡ ESTAMOS DE VACACIONES!!!! Volvemos el lunes 6 de mayo



EL LECTOR. Ferdinand Heilbuth.

lunes, 29 de abril de 2013


¡¡¡¡ ESTAMOS DE VACACIONES!!!! Volvemos el llunes 6 de mayo



MUJER LEYENDO, Fernando  Botero.

domingo, 28 de abril de 2013


¡¡¡¡ ESTAMOS DE VACACIONES!!!! Volvemos el lunes 6 de mayo

EL LIBRERO, Carl Spitzweg. 

jueves, 25 de abril de 2013

CONSTRUCTORES DE MONSTRUOS. Javier Tomeo



Hay en la prosa de Javier Tomeo algo de inquietante, mucho de kafkiano y bastante de surrealismo. Todo ello regado con una buena dosis de humor y situaciones dramáticas con un final que necesita  al propio lector para cerrarse.
Una narrativa inclasificable, que tras la sorpresa inicial engancha al lector y le sume en un mundo lleno de excesos y donde lo más extraño cobra vida con una facilidad y una destreza que engancha.
Puede, incluso, que como dice el propio autor "mis novelas carecen de verdaderos argumentos", que parece dejarse llevar por la escritura y construir un espacio narrativo propio donde abundan esas figuras que obsesionan sobremanera al escritor: los monstruos.
Vuelve Tomeo a introducirnos en un mundo paralelo, con un poso de amargura y una perfecta caricaturización de cada uno de los personajes. Vuelve a hacer gala de ese surrealismo en cada una de las acciones y descripciones, a inundar la lectura de un humor negro que no se frena ni cuando los nombres de los protagonistas se te traban en la lengua. Sigue demostrando cómo maneja perfectamente la mala leche (narrativa, por supuesto) aumentando su amplio imaginario y recreándose en esos seres deformes que tanto le atraen y también sabe transmitir a los lectores.
Una novela inteligente, que se desgrana con pausa y a la que cualquiera de los seguidores del autor sacará ese buen partido que ofrece cada uno de sus libros. Unos libros que siguen estado catalogados como lecturas minoritarias, pero quizás se deba únicamente a que su lectura exige un poquito más de atención que la prosa facilona por la que en muchas, demasiadas, ocasiones nos dejamos seducir.
¿Una nueva vuelta de tuerca al personaje de Shelley? Puede ser, pero desde ópticas que seguro la escritora nunca llegó a imaginar.

miércoles, 24 de abril de 2013

EL JOVEN MORIARTY. EL MISTERIO DEL DODO. Sofía Rhei



No sabría decir a ciencia cierta si este libro es una lectura para jóvenes que pueden leer lectores de todas las edades, o lectura para adultos que pueden leer los jóvenes. Lo que sí tengo claro es que cada uno lo vivirá de una forma diferente: los más jóvenes por disfrutar de la primera aventura de un personaje tan carismático como es Moriarty, pero desde un punto de vista diferente, donde no es tan... digamos que malvado; y los mayores para pasar un buen rato con una novela inteligente, llena de humor e ironía y en la que hay un punto de mala leche que quizás los más pequeños todavía no sepan apreciar.
Sea como fuere lo que sí está asegurado es un buen rato de lectura, unos momentos brillantes en los que el joven Moriarty ejercerá de narrador y nos señalará su "particular" punto de vista sobre los más diversos temas. Gracias, además, a la perfecta descripción de este logramos imaginarnos con enorme facilidad cada uno de los sucesos, pero sobre todo, cada uno de los personajes que van apareciendo por las poco más de doscientas páginas, personajes que cobran vida gracias a las ilustraciones de Alfonso Rodríguez Barrera. 
Sofía Rhei escribe con el arrojo suficiente como para lograr recrear el ambiente victoriano en el que se mueven los personajes sin que parezca que estamos ante una novela de género. Puede, incluso, que la sencillez y rotundidad de su escritura (aquí vuelven a entrarme dudas de a qué público va dirigida la novela), el acierto de escoger las frases exactas, lo que permite que el libro se convierta en una lectura sumamente agradable.

martes, 23 de abril de 2013

DÍA DEL LIBRO



Hoy ha sido un día muy intenso, un día en el que las palabras han salido a la calle. Así que permitidme que únicamente mencione la fiesta que supone para los que amamos los libros que estos nos busquen de una manera distinta a como lo hacen el resto de los días.
Ha sido una delicia comprobar como hoy los Amigos de Avelino Hernández hemos sacado sus libros y hemos vuelto a sentir como sigue siendo un autor que conecta con los lectores, que sus historias siguen vigentes hoy.
Observar como niños y mayores acudían alegres a ver los libros, a tocarlos, a olerlos, a sentir cuál era el que  iba a ser su próxima lectura es una verdadera delicia.
Ha sido, como todos los 23 de abril, un día especial, diferente y lleno de momentos intensos. Yo por mi parte he recibido La librería encantada de Christopher Morley. Ya os contaré algún día lo que me ha parecido. Espero que vuestro libro sea el adecuado. ¡Feliz Día del Libro!

lunes, 22 de abril de 2013

DON QUIJOTE DE LA MANCHA. Miguel de Cervantes



Qué mejor manera de celebrar mañana el Día del Libro que hacerlo con una de las obras más representativas de nuestra literatura. Uno de los libros que mejor ha hecho de embajador de la lengua castellana.
No, no pretendo enarbolar bandera alguna y mucho menos hacer aquí un alegato de nuestros clásicos. Simplemente opino que merece la pena recomendar uno de los libros más entretenidos y divertidos que podemos leer y que, a pesar del tiempo, no pierde nada de su atractivo.
Entiendo que en la etapa en que se hace obligatoria su lectura, o parte de ella, pesase sobre él la carga de ser un libro pesado y engorroso, pero lo cierto es que su lectura es deliciosa y mucho más clara de lo que a veces imaginamos. También comprendo que nos de miedo enfrentarnos a un libro de su volumen y, no hay que olvidarlo, de su categoría literaria, que tanto saber de él  nos de reparo leerlo.
Pero quizá lo mejor que tiene, además de ser esa lectura ingeniosa e irónica en la que todo lo que sucede tiene su trascendencia, tiene una particularidad esencial (espero que no se me enfaden los puristas), que se pueden leer sus capítulos de manera aislada. Que uno, con unas nociones básicas de lo que es el Quijote y tras la lectura de los primeros y más conocidos capítulos, se pueden leer los capítulos aleatoriamente, coger una página al azar, buscar el capítulo correspondiente y leer sin importar cuál va delante y cuál detrás. Seguro que descubrirán muchas cosas y se percatarán de esas partes a las que nunca hemos prestado atención.
Con ese simple ejercicio y dejando a un lado esos tabúes que nos acompañan a la hora de leer a los clásicos, cualquier momento es bueno para leerlo, en especial esa segunda parte que parece ser es la que más nos ha costado leer. Será que de la primera existen siempre referencias y acontecimientos puntuales mucho más reconocibles.
Es cierto que tengo pasión por "el Caballero de la Triste Figura" y de Sancho, del cura, del vizcaíno y los yangüeses, pero también de Basilio, de Clavileño, de Altisidora y la Dueña Dolorida. Porque al final hay partes, o capítulos, que me vuelven a sorprender al volver a leerlos.

domingo, 21 de abril de 2013

EL ALMA DEL MUNDO. Frédéric Lenoir



Hay lecturas que representan un antes y un después, lecturas significativas que dejan huella y que te suelen acompañar siempre. Una de esas lecturas es, sin duda, El Alquimista de Paulo Coelho, una lectura que no pierde vigencia con el paso de los años, y que sirve de punto de referencia para muchas otras lecturas que parecen acercarse de una u otra manera. Por desgracia muchas de ellas se difuminan con el paso del tiempo, lo que significa, no hay duda, que no están a la misma altura que la mencionada.
Con El alma del mundo se corre ese peligro, el de intentar catalogarla buscando ese exigente punto de partida. Pero lo que nadie puede negar es que Lenoir es un experto en filosofía e historia de las religiones y un gran comunicador. 
Fruto de esos conocimientos y con una amplia trayectoria como narrador ha creado una novela que trata de convertirse en un compendio de la sabiduría humana. Y lo hace de la mejor manera posible, de manera sencilla, sin mayor pretensión que la de crear una historia que se asemeja mucho a la manera de narrar de los cuentos.
Eso es, junto con los temas que toca, lo que más destaca del libro, la facilidad de leerse, de parecer que tenemos ante nuestras manos un cuento en el que todo pasa con naturalidad y descrito de una manera ágil y cómoda.
Y no es porque los temas que sirven de pilares para la narración sean simples, todo lo contrario, los siete sabios (o mejor ocho) reunidos  en un monasterio se enfrentarán a las siete claves fundamentales de la sabiduría humana: el sentido de la vida, el cuerpo y el alma, la verdadera libertad, el amor, las cualidades que debemos cultivar y los venenos que debemos desechar, el arte de vivir y la aceptación de lo que se es. Cada una de esas siete claves dará titulo a un capítulo en el que se unificarán criterios que aunarán a sabios y religiones.
Sí, hay quien dirá que todo son estereotipos, que no aporta nada nuevo. Y puede que tenga razón, que Lenoir no aporte su propia "filosofía", pero es que el libro no trata nada más que de mostrar un camino simple, cercano y esperanzador (siempre desde un punto de vista espiritual) para vivir hoy en día.
Puede que este "cuento iniciático" no tenga la vigencia necesaria como para catalogarlo todavía, pero lo que está claro es que su lectura aportará unos momentos de paz, de reflexión y, porqué no, de entretenimiento. Una historia simple, sencilla, que abre la puerta a otras muchas historias y que deja un muy buen sabor de boca al cerrar sus páginas.

jueves, 18 de abril de 2013

AROMAS. Philippe Claudel



Después de haber leído Almas grises  y La nieta del señor Linh tenía claro que su siguiente trabajo seguiría su camino casi el mismo día que se publicase. Y es que Claudel me había demostrado que era capaz de crear los textos más bellos en las condiciones más adversas, de encontrar siempre la mejor manera de expresar los acontecimientos más duros. Hasta tal punto que momentos de gran tensión, incluso aquellos en los que existe la tentación de cerrar los ojos porque imaginas lo que va a suceder, quedan suavizados gracias a la forma que tiene de expresarlos.
Ahora, por si fuera poca esa destreza, logra inundar las páginas del libro de los olores más diversos y dispersos, aquellos que son capaces de permanecer en nuestra mente y asomarse como un recuerdo. Esos aromas que se han ido almacenando y recordamos, de repente, el instante preciso en que los sentimos por primera vez.
Philippe Claudel consigue, además, no solo recuperar esos olores, esas esencias propias de su experiencia, sino que logra que seamos nosotros, los lectores, los que experimentemos también esos recuerdos olfativos, que evoquemos aquellos momentos de la infancia, de la adolescencia en lugares concretos y con personas concretas.
Con el lirismo que le caracteriza el autor nos sumerge en un estadio distinto al real, despierta en nosotros el recuerdo que acompaña el aroma, pero también que percibamos con todos los otros sentidos, pues dibuja las imágenes necesarias para que no se escape el más mínimo detalle de ese recuerdo.
63 relatos que huelen a tierra, a agua, a jabón, pero también a abrazos, a besos y juegos. Porque Claudel logra convertir cada uno de esos pequeños regalos en la recuperación de un momento concreto lleno de emoción y que parece despertar todo tipo de sensaciones inexplicables.
Un verdadero disfrute para el lector, un descubrimiento en cada texto, un recuerdo y un aroma diferente. Y. lo que es mejor, un descanso tras cada relato para recuperar algo que solo a nosotros nos pertenece.

miércoles, 17 de abril de 2013

LAS LÁGRIMAS DE SAN LORENZO. Julio Llamazares



Ocho años sin novela son muchos años para un escritor, o mejor dicho, a un lector se le hacen muy largos ocho años sin una novela de su escritor. Desde El cielo de Madrid (2005) Julio Llamazares no había publicado novela alguna (aunque sí un libro de narrativa de viajes y "arte", Las Rosas de Piedra en 2008) y regresa con una nueva que vuelve a señalarnos al cielo como escenario privilegiado.
Pero, sin duda alguna, lo mejor de todo es que volvemos a tener al escritor de La lluvia amarilla, al narrador que logra acercarnos a un texto donde casi lo que menos nos importa es de qué va el libro. Y es que Llamazares tiene esa forma de escribir, esa manera de transportarnos a su propio universo narrativo, que todo lo demás pasa a segundo plano, lo importante es cómo escribe y no lo que nos cuenta.
Comprobamos cómo en todo momento la palabra que ocupa cada uno de los espacios es la correcta, como si cada una de ellas estuviese en el lugar adecuado siempre, demostrando la capacidad que el autor posee de crear la propia narración.
Sí, es cierto que el paso del tiempo y la soledad son el eje fundamental de la historia que estamos leyendo, de una historia de la que formamos parte desde "El verano comenzaba cuando llegaban los veraneantes..." y no nos abandona a lo largo de cada una de sus casi doscientas páginas. Pero también es cierto que a cada párrafo tenemos la tentación de frenar la lectura, que no dejarla, para situarnos en un estado de ensoñación en el que únicamente seamos nosotros los protagonistas. Incluso que forcemos esa búsqueda de las raíces infantiles y juveniles que parece perseguir a quien ejerce de narrador en el libro.
Hay mucho de lirismo, de literatura sonora -no sabría decir si es porque asoma el gran poeta que Julio Llamazares lleva dentro, o porque su prosa exige una dedicación poética continua-, de esa lectura que deleita con cada palabra, con cada frase, con cada párrafo. Lo que se traduce en una lectura pausada, relajada, en la que el lector parece ralentizarse en el falso convencimiento de que así el libro durará más, en ese deseo de que la historia se eternice.

martes, 16 de abril de 2013

EL MANUSCRITO DE PIEDRA. Luis garcía Jambrina



Reconozco que el libro tenía, o al menos así los anunciaba, todos los  elementos necesarios para prestarle toda la atención: novela histórica con aire detectivesco, un personaje emblemático como es Fernando de Rojas (sí, el autor de La Celestina) de protagonista y Salamanca como escenario de la historia.
Y claro, para colmo mis pasos me llevaban a la ciudad universitaria, así que cómo no sentirse atraído por una novela que, cuanto menos, presentía una buena historia.
Desde la primera página, en ese prólogo que no trata de justificar la obra, sino de presentarnos la historia y los hechos que van a suceder a continuación, ya encontramos el primer misterio, el primer cadáver que logra despertar, si no lo estaba ya al coger el libro, todo nuestro interés. 
Gracias a las descripciones perfectas el lector se sitúa con gran facilidad en la Salamanca de 1497, en una ciudad llena de vida y en la que nos vamos a encontrar personajes reales y que pertenecen a la historia, con otros de ficción sin que la novela pierda ninguna de su virtudes.
Virtudes como hacer creíble cada uno de los acontecimientos que se suceden, ya sean estos históricamente demostrables o no, así como las situaciones que se producen en la ciudad. Incluso los propios personajes, construidos de manera convincente, parecen cobrar vida y pertenecer también a la propia historia.
Y es que Luis García Jambrina logra que vivamos en primera persona cada uno de los enigmas a resolver, cada uno de esos misterios que parecen encadenarse y que van haciendo que el libro crezca en intriga a medida que se va avanzando en la lectura.
Estamos también ante una historia de cambio, la que experimenta su protagonista, el joven Fernando de Rojas, a lo largo de la novela, esa evolución de pensamiento, atención, conocimientos que logra que el lector vaya descubriendo diferentes apartados de una época en la que el humanismo va cobrando cada vez más fuerza.

lunes, 15 de abril de 2013

CON EL PASO CAMBIADO (NUEVAMENTE). Bernardo Santos



Ha llegado a mis manos el último poemario de Bernardo Santos, sexto libro, amén de algún que otro cuadernillo y antología, del poeta sevillano-soriano con el soniquete de que las letras encerradas en el libro "suenen en tu cabeza y en tus tripas".
Y es que es eso lo que logra Bernardo, que cada uno de sus poemas, algunos viejos conocidos, penetren en el lector de inmediato y sigan, durante un espacio indeterminado, dando vueltas y más vueltas.
Porque hay mucho de compromiso social, de situarse ante lo que se presenta ante él, de tomar partido (destacable en este mundo en el que todos parecemos esconder nuestras cartas por lo que pueda pasar). 
Una poesía viva, nada ampulosa, que no siente la necesidad de buscar atajos para decir las cosas. Se expresa directamente, buscando más la respuesta de las palabras que de los juegos literarios que tanto daño hacen, a veces, a la poesía moderna.
Bernardo demuestra su fuerza poética y no esconde su rabia, su enfado ante lo que el considera injusticias, no se conforma con posicionarse, sino que también saluda a aquellos que combaten, que defienden sus ideas con el compromiso necesario para hacerse escuchar. Tiene en el verso ese medio eficaz para estar presente en muchos de los acontecimientos a los que a veces no prestamos demasiada atención, y los mira como si estuviese planeando sobre ellos.
Poesía sincera, de largo recorrido, que dibuja la propia trayectoria poética del autor, que traza una línea recta de la que parecen partir curvas que nos acercan a cada uno de los episodios en los que parece sumergir la propia esencia de su palabra.
La mejor manera de perder ese miedo que parece gira alrededor e la poesía y, además, de mirar de frente a muchos de los acontecimientos sociales de los últimos años


domingo, 14 de abril de 2013

EL JURADO NÚMERO 10. Reyes Calderón



Después de leer, o intentar leer, los dos últimos Premios Abogados de Novela La melancolía de los hombres pájaro, de Juan Bolea, Premio 2011, y El bufete de Borja Martínez-Echevarría, Premio 2011, me había prometido a mí mismo no volver a tropezar de nuevo. Pero claro, Reyes Calderón es Reyes Calderón, y no podía pasar la oportunidad de leer su nueva novela (que conste que lo del Premio lo descubrí más tarde).
Es cierto que el primer sentimiento nada más coger el libro fue de vacío, no es fácil prescindir del personaje por excelencia de la autora. Y es que me había acostumbrado a identificar a Reyes Calderón con la Juez del Tribunal Superior de Navarra Lola MacHor y es como si ya esperase que fuese ella la protagonista de todas sus novelas. Incluso echaba de menos al inspector Iturri, pero estaba claro que o cambiaba el "chip" o no disfrutaría de la novela, debía dejar a un lado los buenos recuerdos de Los crímenes del número primo, El expediente Canaima, El último paciente del doctor Wilson y La venganza del asesino par.
Y he aquí cuando descubro, sin apenas darme cuenta, que a las tres páginas ya no me acuerdo de aquellos personajes y que sus sustitutos: Efrén Porcina, joven abogado de provincias, y Salomé, su socia y secretaria, son capaces de encandilarme y meterme en su mundo con una facilidad pasmosa.
De lectura fácil, cómoda, con un sentido del humor inteligente y gratificante y con una trama perfectamente construida, Reyes Calderón nos introduce en el mundo de la abogacía -no hay que olvidar que es hija de un abogado- donde el éxito no siempre va de la mano de la ética. Y lo hace de esa forma que ella controla a la perfección, primero siendo el protagonista quien nos hace de narrador, quien nos va contando, como en una confidencia, los distintos acontecimientos de los que es testigo principal, y luego con esa destreza narrativa que logra que no podamos apartar la vista del libro.
Mafias chinas, blanqueo de dinero, corrupción y drogas de diseño se hacen hueco en la historia para autentificar la realidad, o al menos ese aspecto real, necesaria para que la novela sea creíble.
Pero, sin duda alguna, serán los personajes quienes mejor definen la manera de contarnos la historia, personajes nada convencionales, o mucho, según se mire, que logran despertar en nosotros sentimientos contradictorios, pero que consiguen mantenernos atentos a sus movimientos, e incluso que nos de la sensación de haber mantenido con ellos una conversación privada.
Una  nueva Reyes Calderón que no dejará insatisfechos a sus seguidores y que animará a los nuevos a leer cualquiera de sus novelas anteriores. Y es que si algo puede definir a la historia es que es muy entretenida.

jueves, 11 de abril de 2013

EL ELEFANTE BLANCO ROBADO Y OTROS CUENTOS. Mark Twain



Si algo no faltó nunca en mi casa fue un libro, los clásicos juveniles poblaban las estanterías de las distintas habitaciones y raro era el autor que no tenía varios ejemplares de sus obras. Julio Verne, Emilio Salgari, Jack London, Robert Louis Stevenson y Mark Twain ocupaban un lugar preeminente.
Lecturas que han sobrevivido en la memoria y que se han podido recuperar gracias a las nuevas ediciones llevadas a cabo estos últimos años. Nuevas traducciones que aportan, según quienes entienden, nuevas visiones de esos clásicos a los que ya se les ha quitado parte de esa etiqueta de "juvenil".
Pero quizás lo más significativo sea que, junto a esos títulos fácilmente reconocibles y que, al menos la gente de mi generación, se podrían recitar casi de memoria, se están publicando novelas menos conocidas y buena parte de los relatos o cuentos de autores como los que antes indicaba.
Buena prueba de ello son los seis relatos de Mark Twain siendo el que encabeza el que da título al libro. Relatos llenos de ingenio y humor, en los que el escritor de Tom Sawyer despliega todo su saber narrativo para construir unos textos increíblemente entretenidos y divertidos. Y es que si algo los caracteriza en su conjunto es el perfecto manejo de la ironía, de hacer normal las situaciones más disparatadas.
Desde el momento en que el lector descubre el juego al que invita el escritor mantiene una amplia sonrisa que deja bien a las claras el disfrute de cada uno de los relatos. Es cierto que cada uno elegirá su favorito, y que no todos rayan a la misma altura, pero también que no hay ninguno que desmerezca su publicación.
Eso sí, en cada uno de ellos muestra visiones diferentes y distantes de aspectos que ponen a sus protagonistas en los apuros necesarios para que el lector tenga garantizado el entretenimiento. Twain domina las descripciones, que son sencillas y claras, ilustrando con enorme maestría tanto a los diversos personajes como las situaciones en que se ven envueltos, pero crea además unos diálogos inteligentes y  creíbles que aportan una mayor afinidad de el lector con los personajes.


miércoles, 10 de abril de 2013

JOSÉ LUIS SAMPEDRO



No leí a José Luis Sampedro hasta finales de los ochenta del siglo pasado cuando llegó a mis manos en forma de regalo La sonrisa etrusca, que no solo me ganó como lector, sino que abrió mis horizontes a lecturas que hasta entonces no me habían llamado nada la atención. Un par de años después fue La vieja sirena la que me atrapó, la culpable de que Sampedro estuviese siempre en un lugar preeminente en mi biblioteca.
Pero reconozco que ya desde las primeras entrevistas de las que tengo memoria descubrí a un hombre que se salía de lo común, que se mostraba ajeno al  éxito de sus novelas, alguien dijo que parecía pasar de lado por el mundo de la literatura y no creo que  nadie le pueda llevar la contraria. Ha sido un hombre que ha dejado huella allá donde iba o allá donde se le escuchaba o leía. Un hombre íntegro, un humanista lleno de humanidad.
Luego supe que pasó un año crucial de su infancia en Cihuela, en Soria, donde las lecturas fueron responsables de buena parte de su unión con la literatura. Incluso supe después que fue un pionero en la formulación y defensa del enfoque estructural para el análisis económico. 
Pero todo eso ha quedado en estos últimos años en su segundo plano al mostrar su permanente compromiso intelectual y social, un compromiso ciudadano que hizo que pusiese su voz y su experiencia docente y literaria al servicio de la población que en este país empezaba a demostrar su descontento.
 Porque Sampedro fue un luchador con conocimiento de causa, sus palabras han estado siempre llenas de contenido y sabiduría. A pesar de la edad, las cataratas y la sordera, en ningún momento se aisló del mundo, al contrario, tomó la posición que creía justa para señalar el malestar de un amplio sector de la ciudadanía. Supo conectar con quien le quiso escuchar para aportar soluciones, demostrando que su lucidez le acompañó hasta el último momento. 
Un luchador y un narrador genial, ya digo que como economista apenas puedo definirlo, que ha dejado verdaderas joyas a la literatura española (no hay que olvidar que ocupaba desde 1990 un sillón en la Real Academia de la Lengua) y un pensador que ejerció siempre un humanismo crítico, señalando con rotundidad la decadencia moral y social de Occidente, del neoliberalismo y el capitalismo.


martes, 9 de abril de 2013

TODO ESTÁ PERDONADO. Rafael Reig



¿Se imaginan un Madrid navegable? ¿Y el malecón del Prado, Puerto Atocha o la isla de Cibeles? Pues todo eso es lo que se puede encontrar en esta novela de Rafael Reig. Al menos eso es lo que a mi me llamó la atención (bueno eso y un buen lector que me dijo estaba encantado con la prosa del autor).
Y es que debo reconocer que parte de la culpa de leer el libro la tuvo la portada, esas aguas que hacen de Madrid una nueva Venecia. Si encima tiene aire de novela negra y olor a fútbol, pues uno queda prendado de inmediato.
Claro que cuando se abre el libro y se comienza a leer descubrimos que no solo se cumplen las expectativas, sino que estas se ven ampliadas por una manera de narrar brillante y original, una novela muy bien escrita que desborda imaginación y ese punto de desconcierto que los lectores siempre agradecemos.
Sí, no lo voy a negar, estamos ante un libro de difícil clasificación, pues  tiene, como dije antes, esa atmósfera de novela negra, pero también una buena parte de ciencia ficción y no poco de sátira de una sociedad fácilmente reconocible.
Estamos ante una novela ambiciosa, en la que encontramos varios narradores que en vez de confundir aumentan el placer de su lectura, narradores que van cambiando a medida que la novela avanza y que logra fortalecer la narrativa corrosiva de Rafael Reig.
Pero sin duda lo mejor es que estamos ante una novela sorprendente, ocurrente, en la que las situaciones cambian hasta tal punto que uno llega un momento que no sabe bien lo que está leyendo (lo que no impide disfrutar, ni mucho menos, de la lectura). Y es que lo que se inicia como una novela negra, policíaca, termina siendo una sátira de la España del último medio siglo, una metáfora de situaciones conocidas y reconocibles bajo el manejo de una pluma soberbia, en la que el lector se ve obligado a imaginar las más descabelladas ocurrencias.
No quiero dar pistas, pero que sea una hostia consagrada (con perdón), envasada y obtenida en una máquina expendedora sea la posible causante de una muerte ya indica de qué tipo de lectura estamos hablando.
Un verdadero disfrute para quien pretenda acercarse a algo diferente, pero, eso sí, bien escrito. 

lunes, 8 de abril de 2013

UNA RUBIA IMPONENTE. Dorothy Parker



No siempre le damos la  importancia que tiene al relato, esa historia de pequeñas dimensiones que atesora la mayor parte de las cualidades de la novela y que tiene, en su brevedad, una de sus virtudes principales. Y es que a pesar del dicho "El mejor perfume viene en frasco pequeño" con la literatura no siempre dejamos que el relato nos seduzca lo suficiente. Por eso es difícil, o al menos lo era hasta hace poco, ver relatos, incluso novelas cortas, editados en nuestro país. Debíamos recurrir a colecciones, obras completas y antologías para leer a ciertos escritores. Recuerdo que la propia Dorothy Parker estaba editada en una Narrativa completa en la editorial Debolsillo.
Porque lo mejor que tiene encontrar un relato independiente, tal y como sucede con este, es que le prestas toda la atención,  no tienes los problemas de leer relatos del mismo autor de manera encadenada y tener que comparar.
El caso es que ahora hay ciertas editoriales, como Nórdica que es la responsable de esta edición, que no solo apuestan por estos textos cortos, o mejor dicho breves, sino que lo hacen poniendo todos los sentidos y logrando que la edición alcance un grado de sobresaliente. Además el texto de Parker está apoyado por las ilustraciones de Elisa Arguilé que, larga trayectoria de ilustradora aparte, amplia, engrandece y personifica el propio relato.
Un texto tan sencillo como brillante, que se va engrandeciendo a medida que avanza, pasando de la agudeza irónica del principio que caracteriza a la escritora, a una historia agridulce, dramática, en la que los personajes parecen estirarse hasta el extremo.
Dorothy Parker logra escribir un relato que se eleva a la categoría de novela, pues logra construir una narración completa, en la que la presentación pausada, aterciopelada por las descripciones, estalla en una situación en la que los personajes cobran una fuerza y una virulencia tal que hacen que la lectura se convierta en emocionante. Y es que la tensión que logra crear se traslada al lector, que se implica emotivamente en la historia.
Una pequeña joya para leer con tranquilidad, una de las ventajas de lo breve, para absorber cada uno de los detalles que atesoran todos sus párrafos, para convivir con Hazel y Herbie Morse, para cerrar el libro y respirar, atesorar lo que el libro nos ha hecho vivir.

domingo, 7 de abril de 2013

LA BÚSQUEDA DEL TESORO. Andrea Camilleri



Hablar a estas alturas de Andrea Camilleri o de Salvo Montalbano, su personaje, casi me parece pretencioso. No tanto porque pocos deben ser quienes no los conozcan, si es así mal hecho, sino porque he crecido con ellos. Y digo crecido casi con la convicción de haber leído prácticamente todas sus novelas, creo recordar que esta hace el número 20 de las publicadas en España.
Veinte historias que dan mucho de si, que permiten conocer al comisario Montalbano de una manera casi pasional, o al menos a esa ciudad imaginaria de Vigàta (al menos eso creo haber leído en alguna ocasión y que me quitó la ilusión de hacer un viaje solo para conocer las calles y los lugares que frecuenta). Y es que el ver envejecer a un personaje (son demasiados ya con los noto dicha sensación) te hace más fácil ponerte en su piel, pero también descubrir ese cansancio, esa desazón que parece adueñarse de él cuando las cosas parecen enrevesarse.
Sí, vemos a un Montalbano cansado, aunque más por notar que su ideología no se adapta a los tiempos que por un cansancio físico. Eso sí, también hay algo de pérdida de autoestima que será, no obstante, uno de los instrumentos de Camilleri para dotar de humanidad a su personaje.
De nuevo vuelven a acompañarnos todos aquellos secundarios sin los que la novela no sería la misma: Fazio, Mimi, Gallo, Galluzzo, Augello, Livia, Adelina y Catarella. Será esta última la que logre esos momentos cumbre, esos instantes hilarantes en los que el lector se siente incapaz de mantener el libro abierto y tiene que cerrarlo para evitar que las lágrimas de risa amenacen la integridad del libro. Por no hablar de esos lugares emblemáticos de Vigàta por los que trascurre el día a día del comisario, esa Trattoria de Enzo en la que mis jugos gástricos se alimentan de igual manera a como lo hace Montalbano. Cosa que también celebramos con los menús de Adelina y... alguna que otra sorpresa.
Veinte novelas, algunas de relatos, que antes que cansar se van asentando lentamente en mi memoria -no me extraña que en Italia Montalbano tenga aureola de héroe- y de los que ya no puedo, ni quiero prescindir.
Ya ni siquiera me importa quién es el culpable del, o de los crímenes, ni siquiera me importa la posibilidad de saberlo antes incluso que el propio comisario Montalbano, es la propia historia, su naturaleza, y la manera que tiene Camilleri de narrar, la que me atrapa desde el principio, la que logra que pase en la misma página de la seriedad más absoluta, a ese estallido sonoro de una carcajada a la que acompañan esas lágrimas antes mencionadas. 
Y es que Camilleri no solo es ocurrente e inteligente, es también capaz de lograr hacer crítica de una sociedad, de quien la gobierna y de quien se deja gobernar. Es capaz de hacernos partícipes de esos análisis de la conducta humana que tanto hacen de Montalbano lo que es, un funcionario de la ley que solo pretende hacer su trabajo y hacerlo bien.
Solo me queda decir que si algo tiene Camilleri, al menos cuando es Salvo Montalbano su protagonista, es la capacidad para entretener, para que el lector se entregue a la lectura con esa avidez de quien se encuentra totalmente integrado en la historia que se cuenta. Lo mismo da que se conozca una, varias o ninguna de sus novelas, dicho entretenimiento y atención están asegurados.

jueves, 4 de abril de 2013

SILVESTRITO. Avelino Hernández


Bueno, con un par de días de retraso, pero vamos a celebrar en el blog "El Día Internacional del Libro Infantil y Juvenil". Y qué mejor forma de hacerlo que con uno de los mejores libros del género en literatura castellana.
Aunque qué voy a decir yo si soy una parte responsable de esta edición en la que las ilustraciones de Alberto Crespo han creado un Silvestrito con más vida y presencia.
Para muchos Silvestrito fue la primera lectura de Avelino Hernández, a la que, por supuesto han seguido muchas más, y en la que el protagonista nos acerca a la vida de su pueblo castellano, de Soria, de manera sencilla y atractiva.
Con una ternura increíble, un humor inteligente y la sencillez del lenguaje
Silvestrito nos muestra un mundo que se ha perdido, un mundo en el que la felicidad era posible sin muchas de las cosas que hoy en día acaparamos
Poco a poco se va granjeando nuestra simpatía hasta hacernos partícipes de cada uno de sus juegos, de sus encuentros, de las situaciones más normales y pintorescas de sus paisanos y aquellos que llegan al pueblo a romper la monotonía.
Pero sin duda alguna lo que mejor hace Avelino es hacernos creer que estamos ante un libro de literatura infantil y que los adultos accedemos a él más con curiosidad que con ganas de aprender. Y es que logra engalanarlo de esa guisa cuando buena parte del lenguaje nos devuelve a aquel ambiente de mediados del siglo XX y nos invita a todos a conocer y a vivir en ese medio rural.
Prosa sencilla y perfecto manejo del castellano, buena manera de descubrir vocablos rurales hoy en desuso, con notables dosis de humor que hacen que Silvestrito se convierta en uno de los personajes más entrañables de la literatura castellana.
Si tienes a una persona mayor cerca, déjale el libro y consigue que lo lea, verás el cambio que se va a producir en ella. Además, las imágenes de Alberto cuenta con objetos de uso cotidiano en el mundo rural.
Una verdadera joya que los más pequeños disfrutarán y los mayores comprobarán con asombro lo que la memoria guarda de la infancia.

EL CEMENTERIO VACÍO. Ramiro Pinilla



Cuando llegó a mis manos Solo un muerto más no me lo podía creer: la nueva novela de Ramiro Pinilla tenía como protagonista a un librero, Sancho Bordaberri; y por si eso fuese poco: investigador privado, con el alias de Samuel Esparta.
Así que es normal que ahora, dos años después, el mismo librero-escritor-detective se colocase de inmediato sobre mi mesa de lectura. En la misma línea que su predecesor, este se puede leer por separado, nos adentramos en el Getxo donde ejerce su profesión de librero Sancho. Y de nuevo encontramos ese estilo tan característico en el que el narrador es el protagonista (ese escritor que debe acudir a hechos reales para narrar por carecer de la imaginación necesaria para crear una historia) y en el que los hechos se van creando a medida que los va escribiendo.
Con un ritmo creciente, permitiendo que el lector se vaya asomando casi a impulsos a la realidad de los acontecimientos, Pinilla nos introduce en un universo propio, en una población real que aquí se hace mítica, como un escenario real en que suceden los diferentes acontecimientos. Cuenta, además, con una construcción de personajes fabulosa, hasta tal punto que no hay uno solo que estorbe, que se haga innecesario, todos forman parte y crean la novela, y la descripción que de estos hace el autor está tan conseguida que apenas hace falta nada más para imaginárselos. Y claro, por encima de todos, el protagonista y su ayudante, Koldobike, tanto en la librería como en la investigación, entre quienes se establece una relación y unos diálogos que solo consiguen los grandes escritores.
También va de estos, de los escritores con los que ha crecido Sancho, quienes pueblan las estanterías de su librería y tratan de ocupar un espacio importante en quien acude al establecimiento. Sobre todo, claro está, los grandes escritores de novela policíaca, y muy por encima de los demás Hammett y Chandler. 
Una novela llena de intriga, con ese punto de misterio que logra que uno no se pueda separar de sus páginas. De lectura cómoda -uno se sitúa de inmediato en el Getxo de la narración, conociendo su distribución y, lo que es más importante, a los habitantes que lo pueblan- a medida que avanza esta se hace más y más interesante, logrando que la atención se vaya centrando en cada uno de los personajes que van apareciendo. Hay una fuerza que casi te impide pestañear para evitar, como si de una película se tratara, perder ese detalle significativo para resolver el crimen.
Porque crímenes, amores, odios, venganzas, secretos y leyendas anidan en una novela en la que Ramiro Pinilla sigue demostrando sus dotes como narrador, como contador de esas historias a las que hay que prestar mucha atención, pero en las que también encontramos la crítica, la ironía y el humor necesario para pasar un rato excelente.

martes, 2 de abril de 2013

LA CONJURA DE LOS NECIOS. John Kennedy Toole



Aunque reconozco que la imagen que de Ignatius Reilly, el protagonista de esta historia, sigo teniendo en mi cabeza es aquella que aparecía en la primera edición española en la colección "Panorama de narrativas" de esta misma editorial, la que ilustra esta nueva portada también se le da un aire (eso sí, después de varias miradas).
No voy a entrar en los estereotipos existentes alrededor de este libro salvo que el autor no lo vio publicado y que,  pese a vagar durante años en busca de un posible editor, no solo consiguió ser un éxito entre los lectores, sino que obtuvo el prestigioso Premio Pulitzer en 1981. Pero lo cierto es que estamos ante un libro que no ha perdido un ápice de fuerza con el pasar de los años.
De un humor desgarrador, esperpéntico, cada página se convierte en una superación de la anterior, con unas situaciones tan disparatadas que es inevitable el asombro, primero, y la carcajada después. 
Recuerdo que un día, en una conversación, alguien que lo acababa de leer explicaba, o al menos lo intentaba, de qué iba la novela. Y puedo asegurar que en nada se parecía al libro que yo había leído. No quiere decir que sea una lectura compleja, ni de difícil asimilación, al contrario, pero es tal el surrealismo de sus páginas, lo grotesco del personaje y sus situaciones que cualquier intento de hacer una sinopsis crea más lagunas de las que rellena.
Es posible que el protagonista, inadaptado, trágico, grotesco, incluso desagradable en los primeros momentos, hoy sería tachado de "friki". Pero incluso dicha palabra no llenaría la descripción de Ignatius. Ni siquiera la descripción que de él se hace nada más dar comienzo al capítulo primero nos permite algo más que imaginar un poco por encima el aspecto del protagonista.
Y es que estamos ante ese antihéroe que logra que nos debatamos entre la sonrisa y la repulsión, que en la misma página logra que vayamos de la comedia a la tragedia y del drama a la risa. Consiguiendo ponernos, como lectores, en situaciones un poco incómodas. Incluso ahora, imaginando algunas de sus escenas y el instante de su lectura, tengo que hacer un gran esfuerzo para que lágrimas de risa no acudan a mis ojos.
Hay quien ha tachado el libro de obra maestra, no sé si llega a tanto, pero lo que está claro es que ofrece una lectura con muchísimas posibilidades y en la que el disfrute está asegurado, además, claro está, de la diversión.
Y no hay que olvidar que el humor, el drama y todo lo que conlleva la novela crea una visión esperpéntica de la sociedad de Nueva Orleans. Visión que seguro en muchos aspectos se acerca más que se aleja de la realidad. 
Una lectura más que recomendable, adictiva, la propia narración, la manera magistral que tiene el autor de contar las cosas, te impide alejarte mucho de libro, buscar cualquier instante para continuar la lectura. Además, posee una de esas características que hace especial al libro (aparte de hacerte reír como un poseso), la frescura de principio a fin. No solo es tan vigente como el primer día, sino que tras los años parece que estás leyendo algo nuevo, lleno de sorpresas y desvaríos.

lunes, 1 de abril de 2013

1280 ALMAS. Jim Thompson



No recuerdo cuando llegó a mis manos la primera edición de 1280 almas, pero sí recuerdo que pertenecía a la colección "El club del misterio" de la Editorial Bruguera. Eran los primeros años de la década de los ochenta y buscaba con verdadera avidez lecturas de todo tipo, creo que fue el primer libro de novela negra que me compré siendo un adolescente.
No, no es una novela para jóvenes quinceañeros (al menos de los de mi época), pero es una lectura intensa agradable y muy, muy entretenida. Aunque ciertas escenas de sexo y violencia sean más bien explicitas, es, sin duda alguna, el lenguaje vulgar y soez lo que más hacía de su lectura algo impactante.
Es cierto que hace unos pocos años RBA lo volvió a editar en su colección de "serie negra", pero ahora Libros del Zorro Rojo nos regala una fantástica edición ilustrada por Jordi Bernet. Lo que ha logrado que se convierta en una joya literaria con mayúsculas.
De lectura fácil y narrada en primera persona 1280 almas -con referencia al número de habitantes de Potts County, la población del sur de Estados Unidos en la que se desarrolla la historia-, es una  novela dura, intensa, en la que la violencia parece adueñarse de todo. Una violencia que parece autogenerarse tanto por los hechos narrados, el lenguaje utilizado, como por lo que el protagonista nos descubre de sus pensamientos.
Torpe, corrupto. despiadado y egocéntrico Nick Corey, el Sheriff que protagoniza el libro, nos traslada a un mundo lleno de perdedores e inadaptados, donde a pesar de ciertas dosis de surrealismo, incluso esperpento, todo se hace creíble y extrañamente normal. 
Con ese perfecto retrato psicológico de los personajes que caracteriza a Jim Thompson, aparece perfectamente dibujada la moral de los mismos, una moral que se encuentra siempre al filo de la navaja, al borde de una corrupción que parece manejar todo.
Pero quizá lo que más llama la atención, al menos como lector adulto, sea el humor que despiden sus páginas, desde la manera que tiene el protagonista de narrar los acontecimientos, sobre todo parte de sus pensamientos, hasta las situaciones que se van generando casi de la nada. Por supuesto que lo que logra es hacer la lectura mucho más ágil y entretenida, resultando escasas las poco más de doscientas páginas.
Una novela aconsejable para los lectores del género negro, para aquellos que quieran pasar un buen rato y descubrir que, como sucede en mucha de la literatura que no sabemos porqué nos engancha y sigue viva al pasar de los años, en la literatura, en especial la novela, todo puede cambiar al pasar la página y que lo que antes era blanco, o negro, ahora ya no lo es tanto.