Acaba de llegar a mis manos Battle Royale y no puedo evitar acordarme de Los juegos del hambre. En ambas hay protagonistas juveniles que deben enfrentarse hasta que solo quede un superviviente.
Leí la novela de Suzanne Collins de un tirón, embelesado por la capacidad imaginativa de la escritora, por ese nuevo y oscuro mundo en el que la supervivencia venía marcada por el lugar de nacimiento. Sentí, como suele sucederme con las historias que de verdad me enganchan, cada una de las situaciones a las que se enfrentaban los protagonistas, en especial las de Katniss Everdeen, y cierta molestia cuando descubrí que era la primera parte de una trilogía y había que esperar a que las siguientes partes fuesen publicadas. Debo confesar que sí he leído En llamas, la segunda de las partes, pero no Sinsajo, el libro que cierra la serie.
No voy a decir que me ponía en la piel de la protagonista, ni siquiera de Peeta (ya no tengo edad para eso), pero sí me resultaba creíble toda la historia y mi imaginación iba dibujando, con enorme facilidad, cada uno de los pasajes que iban sucediéndose a medida que leía el libro.
De lectura fácil y sin las estridencias que a veces más que ayudar, logran que te aburras, la acción se va haciendo cada vez más intensa, lo que obliga a continuar la lectura para, cuanto menos, comprobar en qué acaba. Desde el momento que conoces que estás ante una trilogía, sientes que por muy mal que se pongan las cosas, estas no van a ser fatales; por suerte no estuve sujeto a este encorsetamiento ya que no supe que la historia continuaba hasta que finalicé el libro.
A pesar de contener muchos tópicos y resolver algunas de las situaciones de la manera más fácil, no hay que quitar méritos a la autora por la capacidad de narrar, de atraer al lector hacia una historia llena de fuerza y, sin duda alguna, de una dureza extrema (defenderé siempre que se trata de una lectura para adolescentes creciditos y no para niños) en la que la muerte acompaña cada página.
Por cierto, acudí al cine para ver cómo contaban la historia, lo cual da una nota bastante elevada al libro, y salí más bien defraudado, ya que ni siquiera la elección de los protagonistas me pareció, en ningún momento, la acertada. Pero bueno, no voy a acudir al tópico que enfrenta al libro y al cine, sobre todo por que aquí es demasiado fácil.
Leí la novela de Suzanne Collins de un tirón, embelesado por la capacidad imaginativa de la escritora, por ese nuevo y oscuro mundo en el que la supervivencia venía marcada por el lugar de nacimiento. Sentí, como suele sucederme con las historias que de verdad me enganchan, cada una de las situaciones a las que se enfrentaban los protagonistas, en especial las de Katniss Everdeen, y cierta molestia cuando descubrí que era la primera parte de una trilogía y había que esperar a que las siguientes partes fuesen publicadas. Debo confesar que sí he leído En llamas, la segunda de las partes, pero no Sinsajo, el libro que cierra la serie.
No voy a decir que me ponía en la piel de la protagonista, ni siquiera de Peeta (ya no tengo edad para eso), pero sí me resultaba creíble toda la historia y mi imaginación iba dibujando, con enorme facilidad, cada uno de los pasajes que iban sucediéndose a medida que leía el libro.
De lectura fácil y sin las estridencias que a veces más que ayudar, logran que te aburras, la acción se va haciendo cada vez más intensa, lo que obliga a continuar la lectura para, cuanto menos, comprobar en qué acaba. Desde el momento que conoces que estás ante una trilogía, sientes que por muy mal que se pongan las cosas, estas no van a ser fatales; por suerte no estuve sujeto a este encorsetamiento ya que no supe que la historia continuaba hasta que finalicé el libro.
A pesar de contener muchos tópicos y resolver algunas de las situaciones de la manera más fácil, no hay que quitar méritos a la autora por la capacidad de narrar, de atraer al lector hacia una historia llena de fuerza y, sin duda alguna, de una dureza extrema (defenderé siempre que se trata de una lectura para adolescentes creciditos y no para niños) en la que la muerte acompaña cada página.
Por cierto, acudí al cine para ver cómo contaban la historia, lo cual da una nota bastante elevada al libro, y salí más bien defraudado, ya que ni siquiera la elección de los protagonistas me pareció, en ningún momento, la acertada. Pero bueno, no voy a acudir al tópico que enfrenta al libro y al cine, sobre todo por que aquí es demasiado fácil.
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