No voy a intentar a estas alturas descubrir a David Safier, ni siquiera señalarle como el creador de un género propio. Pero lo cierto es que su trayectoria desde 2009 en nuestro país lo sitúa como un narrador prolífico. Maldito Karma nos descubrió un escritor en el que el sentido del humor iba mucho más allá de lo que estábamos acostumbrados, hilarante y sorprendente el libro logró que su siguiente novela, Jesús me quiere (2010), fuese esperada por un buen número de lectores.
Yo, mi, me, contigo (2011) y Una familia feliz (2012) no cosecharon el mismo reconocimiento, pero una legión de seguidores no perdía la ocasión de disfrutar de una novela de humor como eran ambas.
No voy a decir que Safier vuelve a sus orígenes, pero sí que vuelve a dar voz, y de que manera, a los animales. Vacas, perros y gatos circulan por las páginas del libro no solo entreteniendo en todo momento, arrancando sonrisas, e incluso risas desaforadas, sino que ofrece todo un catálogo de optimismo.
Sí, como es fácil de comprobar tanto en el título como en la portada, las protagonistas de esta historia son vacas. Lolle, Rabanito, Hilde y Susi, a las que acompaña el toro Champion y el gato Giacomo, nos ofrecen imágenes desternillantes y tremendamente elocuentes, hasta tal punto que seguro que quien cierra sus páginas y observa la portada espera que las vacas empiecen a hablar.
Con una prosa ágil y de una frescura destacable Safier nos introduce en una historia que no se conforma con hacernos reír, sino que logra también que seamos capaces de acercarnos a las reflexiones que se hacen las protagonistas. Sexo, religión, racismo y muchos otros temas se van sumando mientras somos testigos de las aventuras de las protagonistas, pero siempre sin abandonar, incluso en los momentos más tensos, la ironía y jocosidad que caracteriza al escritor alemán.
Gracias a los capítulos relativamente cortos, 66 en poco más de 300 páginas, la lectura logra esa agilidad y comodidad que suelen caracterizar a los libros que parecen acompañarte más allá de la propia lectura, hasta tal punto que ese capítulo más que vas a leer, se convierte con notable facilidad en tres o cuatro.
Gracias a los capítulos relativamente cortos, 66 en poco más de 300 páginas, la lectura logra esa agilidad y comodidad que suelen caracterizar a los libros que parecen acompañarte más allá de la propia lectura, hasta tal punto que ese capítulo más que vas a leer, se convierte con notable facilidad en tres o cuatro.
Canciones, chascarrillos y juegos de palabras aumentan la comicidad a extremos exagerados. Pocas veces unas pocas vacas han suscitado anécdotas y situaciones repletas de comicidad.
Un libro para pasar un buen rato, para pasar del asombro a la carcajada en apenas unos segundos, para descubrir cómo la imaginación y el sentido del humor pueden construir una novela entretenida, divertida y, por encima de todo, llena de optimismo. Un placer de la primera a la última página.