No sé que me atrajo más de esta novela, sus poco más de 60 páginas, el no saber nada, absolutamente nada, de su autor o el sello editorial bajo el que aparecía (Errata Naturae).
El caso es que me puse a leer esta novela corta (reconozco que en los últimos meses agradezco la brevedad ante el abuso de páginas de muchos autores que no se conforman con contar una historia, sino que tienen que demostrar que se han documentado lo suficiente) y desde el inicio no pude por menos que dejarme llevar por su prosa sencilla, envolvente y de una belleza tan sobresaliente que no podía menos de arquear los ojos continuamente.
Con frases cortas y exactas Jacques Chauviré nos permite participar de una narración radiante y fresca, que destila literatura por todos los rincones y que consigue que la respiración se acelere por el simple gozo de leer, por ser partícipe de un deleite del que se ofrece en contadas ocasiones, sin tener que rebuscar tensión ni misterio alguno.
La lectura se convierte en un completo placer, en un disfrute del que parecen participar todos los sentidos. La hierba fresca huele, lo mismo que la cocina y la "fogata"; se escucha el viento, pero también las conversaciones y el paso de la aguja entre las telas; se siente el pecho femenino y el suave roce de las sábanas; se ven los rostros y el jardín y el río; y se saborean los barquillos y el fiambre de ternera con mayonesa.
Jacque Chauviré, uno de esos médicos a los que tanto debe la literatura, nos regala una novela de la que no te puedes desprender, en la que los ojos parecen danzar y buscan con pasión la línea siguiente intentando que nada se les escape. Y pasas las páginas sin percatarte de que formas parte de la vida de Jacques, Ivan o "Vanvan", de Élisa, el tío Paul y Marguerite; de que pierdes el contacto con otra realidad que no sea la que se encuentra dentro de libro. Maneja la prosa de tal manera que ésta lograr emocionarte, acabar el libro y cerrar los ojos intentando aspirar todo el aroma que se ha ido desprendiendo de él mientras han estado abiertas sus hojas.
Una novela fantástica, una historia llena de ternura y una intensidad que hace que te muerdas el labio inferior mientras luchas por evitar volver al inicio para retomar, desde el principio, la novela. Un regalo que no debería pasar inadvertido y que seguro formará parte del rincón preferido de nuestra biblioteca.
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