Lo primero que cabe resaltar del libro es, como se puede comprobar a simple vista, la portada. Una portada tan sencilla como sugerente, que deja bien claro quien es, o al menos quien puede ser, el protagonista de la novela.
En segundo lugar el precio: 19,33 Euros. El juego de señalar el año de acceso al poder de Aldolf Hitler: 1933.
Y en tercero la explicación que se ofrece en la contraportada del libro. Sí, es cierto que no suelo guiarme por ninguna de estas características, aunque quizá la del precio es la más chocante, y suelo apartar, o al menos dejar para más adelante, aquellas que tratan de lanzarme señales claramente comerciales.
Pero el caso es que piqué, la sinopsis me parecía lo suficientemente interesante como para leer de inmediato una novela, que quede bien claro, que nos muestra al Führer en el Berlin actual, más en concreto en el de 2011.
Antes de nada dejar dos cosas claras: ha sido una lectura notable, llena de ingenio y con una narración sobresaliente, pero no considero que tenga tanto humor como se ha pretendido vender. Sí, es pura ironía y una sátira que merece una señalización aparte, incluso hay escenas de gran comicidad y en la que el escritor ha logrado construir imágenes fácilmente reconocibles, pero no es una novela de humor al uso.
Digo esto porque estamos ante una lectura provocadora -tanto por el personaje principal, que por cierto ejerce de narrador, lo que hace que la novela se engrandezca aún más, como por las situaciones que se van generando-, antes que una novela de humor. Hay situaciones llenas de comicidad, pero abundan más los juegos satíricos que invitan a la crítica y a la reflexión.
Vermes es, al menos lo demuestra en este libro, un gran narrador, que logra que la acción no decaiga a pesar de que no ocurren acontecimientos destacables; que construye unos diálogos en los que quedan reflejadas las distintas personalidades a la perfección; que dota a la figura de Hitler de una frescura, una naturalidad que no solo lo hacen creíble, sino que demuestra el carisma que consiguió arrastrar masas.
La novela no tiene desperdicio ni como lección de historia, para los no iniciados hace un repaso completo a la jerarquía del III Reich y muchos de los acontecimientos más notables, ni como entretenimiento. Incluso se puede pensar en que estamos ante una base perfecta para realizar una película, siempre que el papel protagonista no se lo den a un actor histriónico y exagerado en sus formas.
Y respecto a la ironía que antes mencionaba, que en muchas ocasiones se pueda confundir con humor, el autor crea una atmósfera desde el inicio de la novela que antes de despejarse se afianza y hace más densa a medida que pasan las páginas. Una atmósfera en la que todos los aspectos de la sociedad quedan reflejados, incluso aquellos que nada tenemos que ver con Alemania podemos sentirnos en alguna ocasión identificados. La política, la sociedad, el pensamiento y los medios de comunicación serán los puntales en los que se apoyará Adolf Hitler para reconstruirse setenta años después.
Por no hablar de lo ingenioso del desarrollo, la profundidad de muchas de las apreciaciones y la gran documentación manejada por el autor para que todo sea aún más creíble. Inapreciables las notas que nos acercan a los personajes, estamentos y términos a los que los no alemanes estamos poco acostumbrados.
Muy buena portada para un libro decepcionante. Lo encuentro oportunista y falto de "chicha". Saludos,
ResponderEliminarHombre oportunista, oportunista se puede aplicar a muchas novelas, pero creo que lleva tras de si un trabajo considerable. Y sí, puede que tengas razón que las espectativas que se van creando según lees no se llegan a cumplir al final, pero opino que es ingenioso y está bien desarrollado
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