QUÉ LEO HOY:

QUÉ LEO HOY: Sugerencias, debate, crítica, opinión...

lunes, 30 de septiembre de 2013

EL ABRAZO. David Grossman y Michael Rovner



Hay libros tan tiernos y delicados que parecen traspasar las páginas del libro. Como si parte de ellos quedase impresa en quien los lee, de la misma forma que parte de quien los lee parece permanecer en sus páginas.
Ese es el caso de El abrazo, un libro lleno de preguntas y respuestas, de humanidad y sentimientos, en el que cada palabra tiene un significado propio y especial, en el que no sobra ni falta nada. 
La sencillez de las palabras y los dibujos no impide que desde que se abre el libro se centren en él los cinco sentidos, que comience a construirse un universo propio alrededor de la lectura, como si una burbuja englobase libro y lector para acompañar al niño y su madre, protagonistas del libro y de los pensamientos que tras su lectura se genera.
El abrazo es un libro bello, de cuidada factura en su exterior y completa ejecución en su interior. Un libro que permanece a nuestro lado mucho después de cerrar sus páginas, que mantiene un aroma tan agradable que se traduce en una sonrisa. Un libro que eterno, cuya lectura vuelve a comenzar en el instante en que se acaba, apto para todo tipo de lectores, sin importar ni creencias ni edad.
Un regalo en toda regla que seguro ocupará un espacio privilegiado tanto en la casa como en el corazón. Amable, coherente, tierno y sencillo, sin más pretensión que dibujar un encuentro entre el yo y nuestro alrededor. Mérito de los autores, David Grossman y Michal Rovner, pero también de la traductora, Raquel García Lozano, que ha sabido transmitirnos a quienes no podemos acudir al original hebreo la esencia completa del libro. 

jueves, 26 de septiembre de 2013

HA VUELTO. Timur Vermes



Lo primero que cabe resaltar del libro es, como se puede comprobar a simple vista, la portada. Una portada tan sencilla como sugerente, que deja bien claro quien es, o al menos quien puede ser, el protagonista de la novela.
En segundo lugar el precio: 19,33 Euros. El juego de señalar el año de acceso al poder de Aldolf Hitler: 1933. 
Y en tercero la explicación que se ofrece en la contraportada del libro. Sí, es cierto que no suelo guiarme por ninguna de estas características, aunque quizá la del precio es la más chocante, y suelo apartar, o al menos dejar para más adelante, aquellas que tratan de lanzarme señales claramente comerciales.
Pero el caso es que piqué, la sinopsis me parecía lo suficientemente interesante como para leer de inmediato una novela, que quede bien claro, que nos muestra al Führer en el Berlin actual, más en concreto en el de 2011.
Antes de nada dejar dos cosas claras: ha sido una lectura notable, llena de ingenio y con una narración sobresaliente, pero no considero que tenga tanto humor como se ha pretendido vender. Sí, es pura ironía y una sátira que merece una señalización aparte, incluso hay escenas de gran comicidad y en la que el escritor ha logrado construir imágenes fácilmente reconocibles, pero no es una novela de humor al uso.
Digo esto porque estamos ante una lectura provocadora -tanto por el personaje principal, que por cierto ejerce de narrador, lo que hace que la novela se engrandezca aún más, como por las situaciones que se van generando-, antes que una novela de humor. Hay situaciones llenas de comicidad, pero abundan más los juegos satíricos que invitan a la crítica y a la reflexión.
Vermes es, al menos lo demuestra en este libro, un gran narrador, que logra que la acción no decaiga a pesar de que no ocurren acontecimientos destacables; que construye unos diálogos en los que quedan reflejadas las distintas personalidades a la perfección; que dota a la figura de Hitler de una frescura, una naturalidad que no solo lo hacen creíble, sino que demuestra el carisma que consiguió arrastrar masas.
La novela no tiene desperdicio ni como lección de historia, para los no iniciados hace un repaso completo a la jerarquía del III Reich y muchos de los acontecimientos más notables, ni como entretenimiento. Incluso se puede pensar en que estamos ante una base perfecta para realizar una película, siempre que el papel protagonista no se lo den a un actor histriónico y exagerado en sus formas.
Y respecto a la ironía que antes mencionaba, que en muchas ocasiones se pueda confundir con humor, el autor crea una atmósfera desde el inicio de la novela que antes de despejarse se afianza y hace más densa a medida que pasan las páginas. Una atmósfera en la que todos los aspectos de la sociedad quedan reflejados, incluso aquellos que nada tenemos que ver con Alemania podemos sentirnos en alguna ocasión identificados. La política, la sociedad, el pensamiento y los medios de comunicación serán los puntales en los que se apoyará Adolf Hitler para reconstruirse setenta años después.
Por no hablar de lo ingenioso del desarrollo, la profundidad de muchas de las apreciaciones y la gran documentación manejada por el autor para que todo sea aún más creíble. Inapreciables las notas que nos acercan a los personajes, estamentos y términos a los que los no alemanes estamos poco acostumbrados.

martes, 24 de septiembre de 2013

EL ARTE DE PAGAR SUS DEUDAS SIN GASTAR UN CÉNTIMO (EN DIEZ LECCIONES). Honoré de Balzac



Hay libros a los que su pequeño tamaño les suele jugar la mala pasada de quedar ocultos entre aquellos otros más robustos y con mayor presencia física. Libros que se mantienen en el más completo de los silencios hasta que aquellos que los ocultaban se mueven con intenciones nocturnas.
Es entonces cuando se repara en ellos, cuando se recuerda lo que se les ha echado de menos y, por encima de todo, cuando se recuperan unas ansias locas por leer su interior. Y por si todo esto fuese poco, una vez abierta la primera página se produce un magnetismo tal que es imposible dejar de leer.
Eso es lo que me ha ocurrido con esta pequeña joya del gran escritor francés, un libro publicado en 1827, pero que no fue incluido en las Obras completas de Balzac por "inmoral, inapropiado e inmaduro". Un verdadero juego literario que no solo ha logrado arrancarme más de una sonrisa, sino que me ha incitado a actualizar su contenido.
Sin duda alguna el primer toque de atención lo recibe el lector al comprobar su completo título: El arte de pagar sus deudas y de satisfacer a sus acreedores sin gastar un céntimo en diez lecciones o manual de derecho comercial para uso de gente arruinada, deudores, desempleados y demás consumidores sin dinero. A lo que hay que añadir el autor que el propio Honoré de Balzac indica a continuación "Por el que fue mi tío, profesor emérito".
Y claro, es difícil resistir, máxime en los momentos actuales, ante tamaña invitación literaria. Invitación que implica la sumisión lectora ante cada una de las frases lapidarias, a modo de aforismos, que el narrador o compilador no deja de aportar en cada página.
Un libro sabroso, dulce y picante a la vez, que parece más actual ahora de lo que pudiera ser en el siglo XIX. Lo que demuestra de que la prosa del gran escritor francés era radiante ya en sus primeros escarceos narrativos y que no debe pasar inadvertido para quien pretenda leer lo mejor de la literatura de todos los tiempos.
No voy a negar que sus continuas reediciones en estos últimos años puedan deberse al reflejo que los lectores podemos encontrar en nuestras situaciones más cercanas y reconocibles, pero que a nadie se le escape que una vez comenzada su lectura de inmediato uno forma parte de los escenarios en que transcurre el texto, de hecho desde el inicio somos compañeros del tío de Balzac por los Baños, el restaurant de Gillet en la Porte Maillot y múltiples lugares más en los que este hizo "sus" negocios.
Para muestra quédense con una de las muchas frases que a lo largo del libro aporta el autor: 
"Mientras más deudas se tienen, más crédito se tiene; mientras menos acreedores se tienen, menos ayuda se puede esperar”.

miércoles, 18 de septiembre de 2013

PAN, EDUCACIÓN, LIBERTAD. Petros Márkaris



No lo voy a negar, a estas alturas estoy más que harto de la crisis. Y no solo de ella, sino del tema recurrente a centrar en ella buena parte de nuestra propia existencia. Hasta tal punto que la mayor parte de los libros escritos en nuestro país, algunos me han agobiado tanto que he sido incapaz de avanzar más allá de la página 80 (son las páginas de cortesía que doy al esfuerzo de un escritor), le han prestado demasiada atención, llenando páginas y más páginas en ese erróneo afán (al menos así lo pienso) de demostrar que sus autores se sienten involucrados en el drama que aquella está produciendo.
Pero claro, Petros Márkaris, es otra cosa. O al menos me autoengaño (no sé si existe la palabra) pensando que su prosa, su manera de tratar la trama y, como no, la fuerza de Kostas Jaritos, su personaje, me hacen olvidar la hartura de crisis a la que me siento sometido.
Eso sin olvidar que el propio autor habló al aparecer Con el agua al cuello, de "Trilogía de la  Crisis". Que no se desdijo con la segunda entrega: Liquidación final. Y mucho menos con la presente novela que cierra la trilogía y, esperemos, no la presencia del comisario Jaritos. Aunque en algún lugar leí que tenía en mente crear un epílogo que rematase la tarea.
Lo cierto es que Márkaris nos dibuja de tal manera la Atenas actual, la primera entrega nos sumergía en 2010 mientra que esta nos lleva al último día del presente año y los primeros días del 2014, que uno  logra situarse en sus calles y plazas, en sentir las manifestaciones y cortes de tráfico, en pretender buscar las rutas alternativas para llegar a los distintos lugares emblemáticos.
Espero, y deseo, que sus premoniciones no sean tan reales como se sienten en la historia que leemos, pero, ahí están, para ser tenidas en cuenta, al menos mientras dura su lectura.
Lo cierto es que el autor heleno ha creado un personaje que está a la altura de los policías más importantes de la literatura europea y es su entorno, en especial su familia y ayudantes, el que consigue transmitir una aureola a realidad tan difícil de conseguir como de mantener al lector aislado. Hasta tal punto que es tan importante la relación existente entre los personajes como la resolución de los asesinatos.
Pan, educación, libertad  no es tan ingeniosa que Liquidación final, pero está a la altura de está en la recuperación de la memoria histórica de Grecia, en la constatación de la realidad actual del país y en los pasos que dará Jaritos para la resolución del caso. En especial en unos momentos donde la crisis impacta de lleno en el protagonista, y por lo tanto en su familia.
La destreza narrativa de Márkaris consigue atraernos de tal manera en los sucesos que parece tomamos parte de la propia historia y esperamos cualquier escusa para retomar la lectura y comprobar en qué acaba la novela.
Es cierto que la ambientación es perfecta, incluso opresiva cuando Jaritos nos indica las calles por las que circula, que los sucesos se van superponiendo y que en todo momento no parece existir un instante de descanso, pero también lo es que la investigación, no olvidemos que estamos ante una novela policíaca (por mucho que el autor se empeñe en que esta está cada vez más unida a lo social), y que tanto el comisario como el lector pretendemos desentrañarla con la mayor celeridad posible.
Y es que Jaritos, como Carvalho, Brunetti, Montalbano, Wallander, Méndez, Morck, Delicado en incluso Bevilacqua (esperemos añadir al vallisoletano Ledesma), se han convertido en esos defensores de la ley con un alma distinta a la literaria, de quienes conocemos no solo sus pericias investigadoras, sino su forma de ser y de vivir, y de quienes les rodean. Personajes de ficción que se han metido en nuestras vidas de tal manera que conocemos más de ellos que de muchos reales que tenemos a nuestro alrededor. Y eso, no lo olvidemos, es fruto y logro de quienes los crean y enseñan a crecer.
   

martes, 10 de septiembre de 2013

POR SI SE VA LA LUZ. Lara Moreno



Hay veces que hablar de un libro es complicado, cuesta que salgan las palabras mientras multitud de imágenes se amontonan en la cabeza de manera desordenada intentando explicar lo inexplicable.
Sí, Por si se va la luz es una novela de ruptura, de una pareja de habitantes de ciudad (se me antoja que grande por sus trabajos) que decide un buen día abandonarla para vivir o refugiarse en el campo, adquirir una casa en un pequeño pueblo y comenzar una nueva vida.
Hasta ahí nada más fácil de contar. Pero claro, qué sucede cuando ese mundo rural, ese campo duro y exigente se va mostrando a los ojos del lector, cuando las explicaciones en nada se parecen a la idílica narración que se intuía en las primeras líneas.
Lara Moreno no se ha conformado con volver la vista a ese entorno rural, sino que ha logrado transmitir la crudeza de sus imágenes. Que nadie quiera buscar similitudes con Intemperie de Javier Carrasco, si las hay se encuentran únicamente en la intensidad de las imágenes y el desgarro que estas producen en más de una ocasión. Cada una, por suerte para los lectores, ocupan su lugar de manera convincente.
Y es que el lirismo que despide esta narración desgarra y oprime de tal manera que en más de una ocasión te ves obligado a cerrar el libro para tomar aire. Para, instantes después, no poder evitar la atracción de esa fuerza vital que te obliga a continuar con la lectura de manera casi compulsiva, abriendo los ojos todo lo posible para evitar que la más insignificante de las imágenes narradas pasase inadvertida.
No voy a negar que en mi mente aparecieron, casi desde la primera página, imágenes de autores para los que el entorno rural, la crudeza del campo, fueron motivo de inspiración y lograron reflejarlo de tal manera que sus libros se han ido engrandeciendo con el paso del tiempo (Luis Mateo Díez, Julio Llamazares, Avelino Hernández...). Pero Lara Moreno va más allá, no tanto porque logre, como los anteriores, colocar a sus personajes al límite, al filo de esa navaja que deja al lector sin respiración, sino porque logra que veamos a estos, en especial a Martín y Nadia, la pareja protagonista, como alguien reconocible y cercano.
Las continuas reflexiones, de las que hace partícipe al lector en todo momento, los cambios físicos y psíquicos que se van produciendo en ellos, logran crear una complicidad que no desaparece ni en los momentos más dramáticos. Todo ello aumentado por las voces de quienes van contando, en primera persona, los acontecimientos de que son protagonistas.
Una  novela para disfrutar de la lectura, que se renueva a cada página y que logra que el asombro de paso a la repulsión, esta a la incertidumbre y la sorpresa, pero siempre con la necesidad de descubrir que acontece en el siguiente instante o en la página que sigue a continuación.

martes, 3 de septiembre de 2013

INQUIETUD EN EL PARAÍSO. Óscar Esquivias



Aunque a muchos les pueda resultar extraño, esta novela es la primera parte de una de las trilogías más sorprendentes, arriesgadas e inquietantes publicadas en castellano en las últimas décadas. Una trilogía con diferentes registros y que no deja de sorprender al lector en todo momento.
Desde el primer capítulo ("Dante en el Salón Rojo") el lector debe enfrentarse a su propio asombro, a la sensación de estar leyendo una historia que se va a romper de inmediato, fruto de un surrealismo que roza lo extravagante. 
Burgos, verano de 1936 Don Cosme, canónigo penitenciario de la catedral sostiene que el Purgatorio de Dante es una crónica real y que es posible acceder a él desde la mismísima Catedral de Burgos, para lo que está dispuesto a organizar una expedición que lo demuestre. Hasta ahí cualquiera se percataría de que la imaginación del autor le va a llevar por derroteros donde el absurdo, la fantasía y el humor se hacen dueños de la narración.
Pero sin tiempo para cerrar la boca se ve inmerso en otra historia que nada parece tener que ver con la anterior. Y es que estamos en el verano de 1936 y en la ciudad castellana se está preparando, con todo detalle, la sublevación contra la República
Ficción y realidad se dan la mano para construir una lectura absorvente y apasionante en la que todo se encuentra perfectamente entramado, sin fisuras ni añadidos que rompan el ritmo de la narración.
Y es que Óscar Esquivias logra dar con la clave para tener al lector en tensión durante los tres libros (la trilogía se completa con La ciudad del Gran Rey y Viene la noche), para aportarle las dosis suficientes de realidad y disparate como para que no caiga en el aburrimiento en ningún instante.
Una novela, como las dos que le siguen, fresca y subyugante, en la que no dejan de aparecer sorpresas que hacen cómplice al lector, de ofrecer señales para que éste siga uno u otro camino en su imaginación. Esquivias, que logró con este libro el Premio de la Crítica de Castilla y León, dibuja a la perfección el Burgos de los años 30, sus principales personajes y el ritmo vital de una ciudad de provincias. Hasta tal punto que el lector no tendrá ningún problema a la hora de imaginar todo lo que va sucediendo, desde los escenarios en que se mueven los personajes, hasta las características de cada uno de ellos.
Serán los personajes creados por el escritor burgalés los que verdaderamente engrandezcan la novela, desde el mencionado Don Cosme, hasta el general Dávila, encargado de inspirar el golpe militar en la región, pasando por el comandante Paisán, el doctor Albiñana, Rodrigo o Gorostiza. Personajes que tardarán mucho tiempo en apartarse de la memoria del lector, gracias a la maestría del escritor para incitar a éste y lograr que forme parte de la aventura, las aventuras, que se van desarrollando.
Y para aquellos que están un poco hartos de novelas sobre la Guerra Civil, una sola advertencia, este libro no tiene nada que ver con ella, aunque se desarrolle en sus páginas.