QUÉ LEO HOY:

QUÉ LEO HOY: Sugerencias, debate, crítica, opinión...

viernes, 31 de julio de 2020

RIÑA DE GATOS. MADRID 1936. Eduardo Mendoza



Qué mejor manera de celebrar este atípico Día del Libro en pleno mes de julio que recuperar una espléndida lectura diez años después y saborearla de una manera mucho más sosegada y pausada. 
Siempre tengo presente que un libro con el que he disfrutado debe tener, al menos en la mente, una segunda lectura, no buscando una revisión del momento que supuso la primera, sino con la idea de que hubo detalles que se pudieron escapar cuando aquella se realizó de manera casi convulsiva. No voy a negar que Riña de gatos supuso para mí un cúmulo de sensaciones y, por lo tanto, una situación que no se da con demasiada frecuencia: haber disfrutado con el autor momentos inolvidables. Tener la suerte de compartir el acto de presentación de la novela, Premio Planeta en 2010, y la posterior complicidad de un autor por el que sentía una profunda admiración, descubrir su talla como persona y, sobre todo, el cariño que nos demostró a los dos libreros, Pilar y yo, dejando lo protocolario para admitirnos en una conversación en la que demostraba no solo sus amplios conocimientos, sino también su humildad.
Cómo no coger con frenesí el libro en la soledad del hotel, cuando aún no se habían apagado los ecos de la velada, y sumergirme en el mundo sensorial que el autor dibujaba alrededor del Madrid de marzo de 1936. Y descubrir al mejor Mendoza, a su sarcasmo e ironía, al desparpajo a la hora de hacer de narrador de unos acontecimientos llenos de humor, de sorpresas, equívocos e historia.
Sentir la excentricidad de unos personajes barojianos, de unas calles y un ambiente que deja entrever los graves acontecimientos que iban a producirse unos meses más tarde. Pero también disfrutar de una historia, ser partícipe de unos acontecimientos llenos de acción y enredo, descubrir cómo mi mente, a medida que se sumaban las páginas, dibujaba con enorme claridad lo que el propio narrador me iba contando casi como en un susurro.
Pasar de la admiración a la sonrisa, del asombro a la carcajada, de los juegos literarios de nombres y situaciones a la búsqueda del siguiente paso de los protagonistas. Acompañar a Anthony por las calles de aquel Madrid, de sus actores y tratar de advertirle, de avisarle como si fuese un confidente, de las consecuencias de unos actos cada vez más sorprendentes, pero siempre creíbles.
Mendoza construye una novela llena de ingenio, con giros y sorpresas en cada página, una comedia llena de vida y que permite, por momentos, mostrar buena parte del artesonado de una ciudad en un momento fácilmente reconocible. Hay mucho de costumbrismo y narrativa popular, el autor logra dar vida a personajes de distinta índole, dotando a cada uno de una importancia tal que todos parecen, amén de imprescindibles, tan reales como excéntricos.
Pero sin duda alguna el mayor logro del autor es, además de construir una historia tan perfectamente perfilada como rematada, alejarse de cualquier atisbo de aleccionamiento; el narrador realiza su función con pulcritud, logrando en todo momento la acertada recreación de un Madrid que va a sentir en sus propias calles el terror de una guerra.
José Antonio Primo de Rivera, Sánchez Mazas, Fernández de la Cuesta, Franco, Molo o Queipo de Llano asomarán con mayor o menor prestancia en las páginas de un libro que nos acerca al costumbrismo de la narrativa popular. Un mundo hecho narrativa, lleno de enredos, a caballo entre la novela policíaca y la de espías, una tragicomedia que no deja indiferente al lector y que, durante muchas de sus páginas formará parte de la misma como un espectador de lujo.

domingo, 5 de julio de 2020

EL MAL DE CORCIRA. Lorenzo Silva



Cada libro de Lorenzo Silva que recibo me produce una fuente de alegría que solo pueden entender quienes queden atrapados por la manera de comunicar de un escritor. Lo mismo da que se trate de un ensayo o de una novela, de un libro de viaje o un cómic. Eso sí, para que voy a ocultarlo, si se trata de una novela, y encima protagonizada por Bevilacqua y Chamorro, solo quiero que el mundo se detenga para poder sumergirme en su lectura.
Sí, sabía que el libro tenía que salir en abril y que la pandemia, como con muchos otros títulos, lo había retenido, pero lo que no esperaba era el volumen que iba a tener: ¡540 páginas! Y encima en tapa dura. La excitación al sacarlo de la caja solo es comparable con el placer de comenzar su lectura, de volver a encontrarme con una historia que, seguro, me iba a permitir participar en ella.
Para mi sorpresa descubro que de inmediato, desde la primera página la acción comienza de manera trepidante, con un acontecimiento que te hace apretar los dientes. Y pronto, como solo Lorenzo Silva es capaz de dibujar, los hechos devienen de manera totalmente diferente. No solo estamos ante el desarrollo de las pesquisas en busca de desentrañar un crimen, sino que estas se multiplican de manera incierta.
Para colmo el autor por fin nos acerca al pasado de Bevilacqua, a esos primeros pasos como Guardia Civil en el País Vasco en los años álgidos del terrorismo de ETA. Por medio de elipsis temporales el autor nos irá llevando a medida que avanza el libro del pasado al presente, de una narración de los acontecimientos sucedidos en la lucha contra ETA a la investigación que trata de aclarar el asesinato a golpes de un excondenado  por terrorismo en una playa de Formentera.
Veinticinco años, diez novelas, más libros de relatos, han tenido que pasar para conocer el pasado de Bevilacqua, para tener entre manos las novela más ambiciosa y extensa, en la que logra, como siempre, mostrar a la perfección el ambiente y los escenarios en que transcurre la novela, en el que da vida a un buen número de personajes que nos acercan a unos momentos concretos de nuestra historia más reciente y a tratar de señalar unas heridas que, poco a poco, pueden curarse. Lorenzo Silva, como nos tiene acostumbrados, no solo hecha mano del manual del buen narrador, sino que gracias a una completa documentación y el acercamiento a las personas que en ambos bandos vivieron los acontecimientos, es capaz de trasladarnos escenas, hechos y sentimientos. Aunque, no hay que olvidar que estamos ante una novela y siempre, por mucho que nos acerque a la verdad, esta está tratada de manera subjetiva.
Una novela impresionante, que no necesita imágenes impactantes (ni siquiera cuando narra atentados o acciones de la Guardia Civil se ensaña con la violencia que generaron) para lograr una historia llena de interés, que nos abre la mente, el pensamiento y los sentimientos del subteniente Bevilacqua y en la que volvemos a ver a la sargento Chamorro, a la cabo Salgado, a Arnau, Pereira... Pero también a otros y otras Guardias Civiles que cobran una importancia fundamental en las distintas investigaciones.
Por cierto, es de señalar el perfecto retrato que hace el autor de la importancia de las Guardias Civiles en la resolución de los casos, tanto en el pasado como en el futuro.
Ver otras obras del autor en este blog:  Los cuerpos extraños, La marca del meridiano.