Que mejor manera que celebrar el pasado fin de semana que leyendo una novela de terror. Después de descartar un par de autores actuales y desconocidos que ofrecían novelas de terror inteligente (no descubrí ninguna de las dos cosas) me dediqué a releer algunas de las Leyendas de Bécquer, un poquito de Lovecraft y algunos relatos de Poe.
Pero claro, en mi mesa reposaba una recopilación de cuentos de Bram Stoker, y no era cuestión de seguir esquivándolos. Hace algunos meses llegaron a mis manos los relatos del autor dublinés publicados por Valdemar: Cuentos de medianoche (y que también puedes encontrar en este mismo blog), así que di un tiempo prudencial a esta nueva entrega de Ediciones del Viento.
Reconozco, como me sucedió con el anterior libro, aunque esta vez ya sobre aviso, que traté de buscar la sombra del autor de Drácula, de esa narrativa de terror que diese un sentido especial a las noches de Todos los Santos y de Difuntos, pero volví a encontrar a un verdadero narrador de Cuentos. Sí, con mayúsculas, recuperando esos cuentos para adultos que nos acercan al mundo de la imaginación y que, al menos durante el instante que dura su lectura, nos corta la respiración.
Stoker vuelve a demostrar, hay que señalar que estos relatos se escribieron antes que su novela más famosa, que es un escritor notable, dotado de una gran imaginación, un narrador que maneja el Cuento de una manera especial, atrapando al lector casi desde la primera línea, llevándole por caminos desconocidos que no sabe dónde le van a llevar. Ese es, sin duda, el mayor logro de una recuperación de textos como esta, mantener al lector en una continua intriga y permitirle descubrir un universo diferente al esperado.
Estamos ante unas narraciones llenas de humor, negro en más de una ocasión, en las que las descripciones logran crear una atmósfera que conseguirá que quien penetre en sus páginas vaya más allá de lo descrito, hasta tal punto que Stoker aporta el cuento, las descripciones y los personajes, y el lector su imaginación para construir un nuevo espacio en el que se desarrolla la trama.
Siete relatos soberbios, diferentes entre si, que atrapan y que juegan con la muerte y el lado más oscuro de manera sencilla y normal, hasta tal punto que en ningún momento da la sensación de estar leyendo historias fantásticas nacidas de la imaginación de su autor.
Eso sí, también hay vampiros, muertos, patíbulos y cementerios (estos al menos junto a las iglesias) que lograrán entretener tanto a los lectores ocasionales como a los lectores más exigentes.
Pero claro, en mi mesa reposaba una recopilación de cuentos de Bram Stoker, y no era cuestión de seguir esquivándolos. Hace algunos meses llegaron a mis manos los relatos del autor dublinés publicados por Valdemar: Cuentos de medianoche (y que también puedes encontrar en este mismo blog), así que di un tiempo prudencial a esta nueva entrega de Ediciones del Viento.
Reconozco, como me sucedió con el anterior libro, aunque esta vez ya sobre aviso, que traté de buscar la sombra del autor de Drácula, de esa narrativa de terror que diese un sentido especial a las noches de Todos los Santos y de Difuntos, pero volví a encontrar a un verdadero narrador de Cuentos. Sí, con mayúsculas, recuperando esos cuentos para adultos que nos acercan al mundo de la imaginación y que, al menos durante el instante que dura su lectura, nos corta la respiración.
Stoker vuelve a demostrar, hay que señalar que estos relatos se escribieron antes que su novela más famosa, que es un escritor notable, dotado de una gran imaginación, un narrador que maneja el Cuento de una manera especial, atrapando al lector casi desde la primera línea, llevándole por caminos desconocidos que no sabe dónde le van a llevar. Ese es, sin duda, el mayor logro de una recuperación de textos como esta, mantener al lector en una continua intriga y permitirle descubrir un universo diferente al esperado.
Estamos ante unas narraciones llenas de humor, negro en más de una ocasión, en las que las descripciones logran crear una atmósfera que conseguirá que quien penetre en sus páginas vaya más allá de lo descrito, hasta tal punto que Stoker aporta el cuento, las descripciones y los personajes, y el lector su imaginación para construir un nuevo espacio en el que se desarrolla la trama.
Siete relatos soberbios, diferentes entre si, que atrapan y que juegan con la muerte y el lado más oscuro de manera sencilla y normal, hasta tal punto que en ningún momento da la sensación de estar leyendo historias fantásticas nacidas de la imaginación de su autor.
Eso sí, también hay vampiros, muertos, patíbulos y cementerios (estos al menos junto a las iglesias) que lograrán entretener tanto a los lectores ocasionales como a los lectores más exigentes.
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