No recuerdo qué novela de la serie protagonizada por Petra Delicado llegó primero a mis manos, aunque seguro que si hago un pequeño esfuerzo, que no estoy dispuesto a hacer ahora, doy con la historia y el título. Pero sí recuerdo la primera vez que me encontré cara a cara con Alicia Giménez Bartlett, una primera vez en la que hubo sorpresa, ironía, humor y, porqué no decirlo, cierto misterio e intriga. Ingredientes que no pueden faltar en sus novelas. Sin olvidar, claro está, una camaradería de quienes compartimos esa pasión por el mundo de la literatura.
Así que si sus personajes, la mencionada inspectora Petra Delicado y el subinspector Fermín Garzón, ya me tenían ganado gracias a dos o tres de sus "aventuras", fue la propia autora la que logró ganarme para su causa y la de su literatura que, como bien se ha podido comprobar, tiene muchos más registros, igualmente notables e importantes.
Como suele ocurrir en los libros del género cuando son varios los títulos en los que los personajes nos muestran sus andanzas, conocemos tanto su vida profesional como la privada, sus miedos, deseos, sueños y ensoñaciones, de tal manera que no podemos evitar dotarles de un espíritu que seguro no aprecia quien se inicia en la saga por primera vez (que nadie malinterprete la palabra saga, aquí todo el sentido es, por supuesto, positivo). Es, no obstante, un libro adecuado para todo tipo de lector, y no sucede nada por comenzar con él a vivir las peripecias de una de las parejas más sobresalientes del panorama policíaco de la literatura actual.
Seguro que hay puristas que señalan la conveniencia de leer en orden los libros de la serie para no perder detalle de la forma de ser y actuar de Petra y Fermín, por mi parte reconozco que al menos los cuatro o cinco primeros (con éste son nueve ya) me los leí según fueron cayendo en mis manos, sin importarme nada orden alguno.
No sé si es por la narración en primera persona de la propia inspectora, o la forma de ser y enfrentarse ante su trabajo de la pareja (ambos son tan complementarios que casi parece una osadía nombrar a una sin hacerlo con el otro). Lo que sí tengo claro es que Alicia Giménez Bartlett logra crear una novela en la que el lector se ve implicado desde la primera línea, una novela que atrae y te incita a volver a ella con la mayor premura posible, consiguiendo que su lectura sea rápida, ágil y llena de interrogantes.
Nadie puede dudar que son los protagonistas quienes logran que me implique en la historia, que desee seguir a su lado mientras intentan desentrañar el crimen, en esta ocasión sucedido cinco años antes, compartiendo con ellos disputas dialécticas, cañas, discusiones y risas. Llegando a imaginar pensamientos de ambos que no aparecen reflejados en la novela.
Igualmente importante es la trama, la perfecta recreación de los diferentes ambientes en los que transitan los protagonistas, los diálogos (con los que de muestra la autora su calidad literaria y la inteligencia de sus planteamientos) y las situaciones en que se ven envueltos. Giménez Bartlett logra construir una historia en la que lo policial y lo privado se dan la mano para construir a la perfección la manera de vivir de los protagonistas, en especial de Petra Delicado, a quien seguimos (no hay que olvidar que es quien hace de narradora) en todo momento.
Por si todo esto fuese poco, en esta ocasión Roma comparte escenarios con la Barcelona en que suelen moverse los policías. Lo que engrandece la novela y la hace más creativa y compleja, haciendo que la lectura sea más agradecida.